Israel bombardea un campamento en una zona segura de Gaza matando e hiriendo a decenas

Por Nidal al-Mughrabi y Mohammad Salem

AL-MAWASI/EL CAIRO, 10 sep (Reuters) -Ataques israelíes abrieron un enorme cráter en una zona designada como segura en el sur de Gaza antes del amanecer del martes, incendiando tiendas de campaña y enterrando a familias palestinas bajo la arena.

Autoridades palestinas afirmaron que decenas de personas habían muerto o resultado heridas en los ataques, que al menos 19 cadáveres habían sido trasladados al hospital y que se temía que otras víctimas estuvieran perdidas o enterradas. Periodistas de Reuters vieron varios cadáveres por la mañana. Israel rebatió las cifras de víctimas palestinas.

El ejército israelí dijo que había atacado un centro de mando de combatientes de Hamás que, según él, se habían infiltrado en la zona “humanitaria” designada en al-Mawasi, un vasto campamento en suelo arenoso donde el ejército ha dicho a cientos de miles de palestinos que se refugien desde que les ordenó abandonar sus hogares.

Hamás negó la presencia de combatientes.

Los equipos de rescate excavaron con palas durante toda la noche en busca de cadáveres y supervivientes enterrados donde el ataque había abierto un cráter del tamaño de un campo de fútbol.

Las tiendas de campaña de los alrededores habían sido incineradas, dejando apenas armazones metálicos cubiertos de cenizas fantasmales en un descampado lleno de escombros. Un automóvil había quedado completamente enterrado y sólo se veía su parte superior bajo la arena.

Por la mañana, los dolientes de un hospital cercano se lamentaban ante los cadáveres amontonados en bolsas de plástico blancas o envueltos en sudarios manchados de sangre.

Una de las hijas de Raed Abu Muammar había muerto. Su esposa y su otra hija habían sido enterradas, pero las sacaron vivas. Él llevaba en brazos a la niña superviviente.

“Yo también estaba bajo la arena. Salí y empecé a buscar a mis hijas y a mi mujer. Vi partes de cuerpos de los vecinos en mi tienda; no sabía que eran partes de nuestros vecinos hasta que vi a mi familia entera”.

“Estos son los objetivos israelíes. Míralos”, dijo, señalando a la niña que llevaba en brazos. “Estábamos en zonas humanitarias que se suponía eran seguras”.

El Ministerio de Sanidad de Gaza, que recopila las cifras de víctimas, dijo que los hospitales habían recibido hasta ahora 19 cadáveres. Otras víctimas seguían bajo la arena o en carreteras a las que los equipos de rescate no podían llegar, señaló.

La oficina de prensa del Gobierno de Gaza, dirigido por Hamás, cifró en más de 40 el número de víctimas mortales. También dijo que al menos otras 60 personas habían resultado heridas en los ataques y que muchas seguían desaparecidas mientras los equipos de rescate continuaban con las búsquedas a primera hora del martes.

Residentes y médicos dijeron que un campamento de tiendas de campaña en la zona de al-Mawasi, designada zona humanitaria, fue alcanzado por al menos cuatro misiles.

“Vimos mujeres cortadas en pedazos, niños cortados en pedazos y mártires. Todavía hay personas desaparecidas. La gente los está buscando y todavía no los han encontrado”, dijo a Reuters en el lugar Ola al-Shaer, superviviente.

El servicio civil de emergencias de Gaza afirmó que al menos 20 tiendas se incendiaron y que los misiles causaron cráteres de hasta nueve metros de profundidad. Dijo que entre las 65 víctimas había mujeres y niños, pero no proporcionó de inmediato un desglose de muertos y heridos.

“Nuestros equipos siguen sacando mártires y heridos de la zona atacada. Parece una nueva masacre israelí”, dijo un responsable de emergencias civiles de Gaza.

El enviado de paz de la ONU para Oriente Medio, Tor Wennesland, condenó enérgicamente el ataque israelí contra una zona segura densamente poblada, al tiempo que afirmó que los civiles nunca deben ser utilizados como escudos humanos.

“Los principios de distinción, proporcionalidad y precaución en el ataque deben mantenerse en todo momento”, afirmó. “Reitero mi llamamiento a todas las partes para que lleguen inmediatamente a un acuerdo que suponga la liberación de todos los rehenes y un alto el fuego. La matanza de civiles debe cesar y esta horrible guerra debe terminar”.

ISRAEL CUESTIONA LAS VÍCTIMAS

El ejército israelí dijo que “golpeó a importantes terroristas de Hamás que operaban dentro de un centro de mando y control incrustado dentro del Área Humanitaria en Jan Yunis”.

El ejército añadió que las cifras de víctimas publicadas por las autoridades de Gaza dirigidas por Hamás “no coinciden con la información que poseen las Fuerzas de Defensa de Israel, las municiones precisas utilizadas y la exactitud del ataque”.

“Los terroristas avanzaron y llevaron a cabo atentados terroristas contra las tropas de las Fuerzas de Defensa de Israel y el Estado de Israel”, decía el comunicado.

Hamás, el grupo islamista que controlaba Gaza antes del conflicto, negó las acusaciones israelíes de que hubiera hombres armados en la zona atacada y rechazó las acusaciones de que explotaba zonas civiles con fines militares.

“Se trata de una clara mentira que pretende justificar estos horribles crímenes. La resistencia ha negado en varias ocasiones que alguno de sus miembros esté presente en concentraciones civiles o utilice estos lugares con fines militares”, afirmó Hamás en un comunicado.

La guerra estalló el 7 de octubre, cuando Hamás atacó Israel, matando a 1.200 personas y tomando unos 250 rehenes, según los recuentos israelíes. El posterior asalto israelí a Gaza ha matado a más de 41.000 palestinos, según el Ministerio de Sanidad del enclave.

Los dos bandos beligerantes se culpan mutuamente de no haber logrado hasta ahora un alto el fuego que pusiera fin a los combates y permitiera la liberación de los rehenes.

Casi todos los 2,3 millones de habitantes de Gaza se han visto obligados a abandonar sus hogares al menos una vez y algunos han tenido que huir hasta 10 veces.

(Información de Nidal Al-Mughrabi; información adicional de Mohammad Salem en Gaza y Ari Rabinovitch en Jerusalén; edición de Cynthia Osterman, Stephen Coates y Peter Graff; editado en español por Héctor Espinoza, Javi West Larrañaga y Anxo Fariñas Torres)

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