EEUU impone las sanciones más duras al petróleo ruso en un intento de impulso a Ucrania

Por Timothy Gardner y Daphne Psaledakis

WASHINGTON, 10 ene (Reuters) -El Gobierno de Joe Biden impuso el viernes su paquete de sanciones más amplio hasta la fecha, dirigido contra los ingresos de Rusia por petróleo y gas, en un intento de dar a Kiev y al Gobierno entrante de Donald Trump un impulso para alcanzar un acuerdo de paz en Ucrania.

La medida pretende recortar los ingresos petroleros de Rusia por la guerra que comenzó en febrero de 2022 y que ha causado decenas de miles de muertos y heridos y reducido ciudades a escombros.

Las medidas de Estados Unidos son “las sanciones más significativas hasta ahora contra el sector energético ruso, la mayor fuente de ingresos para la maquinaria bélica del Kremlin”, dijo un alto responsable de Biden a los periodistas en una llamada.

El Tesoro estadounidense impuso sanciones a las empresas rusas Gazprom Neft y Surgutneftegas, que exploran, producen y venden petróleo, y a 183 buques que han transportado petróleo ruso, muchos de los cuales forman parte de la denominada flota en la sombra de antiguos petroleros operados por empresas no occidentales. También incluyen redes que comercian con el petróleo.

Muchos de esos petroleros se han utilizado para enviar petróleo a India y China, ya que el límite de precios impuesto por los países del Grupo de los Siete (G7) en 2022 ha desplazado gran parte del comercio de petróleo ruso de Europa a Asia. Algunos de los petroleros han transportado petróleo tanto ruso como iraní.

La lógica de las sanciones “es atacar cada etapa de la cadena de producción y distribución del petróleo ruso”, dijo el responsable. Si se aplican en grado suficiente, costarán a Rusia miles de millones de dólares al mes.

Las sanciones afectan a productores de petróleo, petroleros, intermediarios, operadores y puertos.

“No hay un solo eslabón de la cadena de producción y distribución que no se vea afectado, lo que nos da mayor confianza en que la evasión será aún más costosa para Rusia”, dijo el responsable.

Las medidas permiten un periodo de espera hasta el 12 de marzo para que las entidades sancionadas finalicen las transacciones relacionadas con la energía. Aun así, fuentes del comercio de petróleo ruso y del refinado indio afirmaron que las sanciones causarán graves trastornos en las exportaciones de petróleo ruso a sus principales compradores, India y China.

Gazprom Neft afirmó que las sanciones son injustificadas e ilegítimas y que la empresa seguirá operando.

Los precios mundiales del petróleo subieron más de un 3% antes del anuncio del Tesoro, con el crudo Brent rozando los 80 dólares por barril, tras circular entre los operadores de Europa y Asia un documento en el que se detallan las sanciones.

Las sanciones forman parte de un esfuerzo más amplio, en un momento en que el Gobierno de Biden ha proporcionado a Ucrania unos 64.000 millones de dólares en ayuda militar desde la invasión. Esto incluye 500 millones de dólares esta semana para misiles de defensa aérea, municiones aire-tierra y equipos de apoyo para aviones de combate.

La medida del viernes siguió a las sanciones impuestas por Estados Unidos en noviembre a bancos como Gazprombank, el mayor conducto de Rusia hacia el negocio energético mundial, y a principios de año a decenas de petroleros que transportan petróleo ruso.

El Gobierno de Biden considera que las sanciones de noviembre contribuyeron a empujar el rublo ruso a su nivel más débil desde el comienzo de la invasión y empujaron al banco central ruso a elevar su tipo de interés oficial a un nivel récord de más del 20%.

“Esperamos que nuestro ataque directo al sector energético agrave las presiones sobre la economía rusa, que ya han elevado la inflación a casi el 10% y refuerzan las sombrías perspectivas económicas para 2025 y más allá”, dijo un segundo responsable del Gobierno de Biden.

(Información de Timothy Gardner y Daphne Psaledakis; información adicional de Nidhi Verma en Nueva Delhi, Dmitry Zhdannikov en Londres y Trevor Hunnicut en Washington; edición de Chizu Nomiyama; editado en español por Benjamín Mejías Valencia y Javier López de Lérida)

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