“Carry trade”, un amortiguador para presiones del peso mexicano por Trump

Por Noe Torres

CIUDAD DE MÉXICO, 15 ene (Reuters) – El peso mexicano, que el año pasado se depreció con fuerza frente al dólar luego de haber destacado por su solidez entre las monedas emergentes, está enfrentando los desafíos del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, pero el “carry trade” podría ayudarle a surfear nuevas olas en contra.

Por varios años, la moneda se ha beneficiado del amplio diferencial entre las tasas de México y las de economías como Estados Unidos y aun cuando el banco central ha comenzado a suavizar su política monetaria -bajando progresivamente su tasa clave desde el máximo histórico del 11.25% el año pasado- los retornos que ofrece la deuda local todavía conservan un sólido atractivo para los flujos de capitales de inversores externos.

Así, los ingresos de recursos al mercado no han cesado y se espera que sigan fluyendo en los próximos meses contrarrestando los fuertes vaivenes que se cree que podrían derivar de las políticas del próximo presidente estadounidense, quien ha amenazado con imponer aranceles a las exportaciones mexicanas desde el primer día de su gobierno, que comienza el lunes.

“El fuerte diferencial de tasas de interés sigue haciendo al peso mexicano muy atractivo. Digamos que se ha convertido en un colchón para amortiguar movimientos agresivos en el tipo de cambio”, opinó Jacobo Rodríguez, especialista financiero de la firma de análisis Roga Capital.

De concretarse las advertencias de Trump, la moneda que actualmente se ubica alrededor de 20.50 por dólar, podría debilitarse rápidamente a niveles por encima de las 21 unidades y mantenerse ahí por algún tiempo, coinciden operadores cambiarios. Aunque también las fluctuaciones dependerán de cómo sean los anuncios del mandatario, de su alcance y profundidad.

Desde su triunfo en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre, la divisa de México se mantiene oscilando entre 20.0 y 20.9 por dólar, sus peores niveles desde 2022, después de haber llegado a fortalecerse previamente en el año a sus máximos en casi una década de 16.25 unidades.

El brillo del peso comenzó a opacarse con fuerza a partir de las elecciones mexicanas de junio cuando el partido de la ahora presidenta Claudia Sheinbaum obtuvo una contundente victoria que abrió las puertas a una serie de polémicas reformas, buena parte de ellas ya aprobadas y que han complicado el clima de negocios en la segunda mayor economía de Latinoamérica.

Sin embargo, ha encontrado algo de contención en los capitales externos atraídos al país por las llamadas operaciones de “carry trade”, en la que los inversionistas toman préstamos en la moneda de un país con bajas tasas de interés para invertir en naciones que ofrecen mejores rendimientos.

Sólo el año pasado, el mercado mexicano de deuda gubernamental recibió 1.83 billones de pesos (89,672 millones de dólares) provenientes del exterior, casi un 2.5% más que en 2023, lo que equivale a unos 43,250 millones de pesos, según datos oficiales.

La demanda de papel local comenzó a crecer en 2022 después de que el banco central mexicano inició un ciclo de endurecimiento monetario para hacer frente a una aceleración de la inflación luego de la pandemia.

Banco de México abrió así una marcada brecha con los premios de otras naciones, que se ha mantenido aun cuando el año pasado muchas de ellas, incluida México, comenzaron a reducir las tasas de interés a medida que las presiones inflacionarias han venido cediendo terreno.

MÁS RECORTES DE TASAS

Actualmente, la tasa clave se ubica en un 10% después de haber alcanzado un máximo histórico de 11.25% y la expectativa es que el banco central continúe recortando el costo de los créditos para cerrar el año en 8.50%, según un sondeo de la firma Citi México entre analistas.

La Reserva Federal estadounidense también ha venido disminuyendo los tipos de interés en los últimos meses hasta su actual 4.25%-4.50%, pero la expectativa en cambio es que ponga pausa a su proceso de suavización monetaria, de acuerdo con la herramienta FedWatch de CME.

“Estamos hablando de un diferencial de tasas de más del doble en un bono mexicano que sigue manteniendo el grado de inversión, eso es muy atractivo para cualquier inversionista”, afirmó Humberto Calzada, economista en jefe de la firma Rankia Latinoamérica.

Así, a pesar de la incertidumbre, las perspectivas del mercado parecieran no ser del todo pesimistas.

En el Chicago Mercantile Exchange, las apuestas a favor de una apreciación del peso mexicano se han mantenido desde hace casi dos años, aun cuando la semana pasada registraron una ligera disminución.

Por su parte los analistas consultados en la encuesta más reciente de Citi esperan que la moneda cierre el año en 20.95 por dólar. Si bien representa una pérdida de alrededor de un 1.5% frente a sus actuales niveles, es una estimación mejor que los 21 arrojados en su sondeo anterior.

(1 dólar = 20.4320 pesos mexicanos)

(Reporte de Noé Torres, Editado por Ana Isabel Martínez)