FRÁNCFORT, 15 ene (Reuters) – Es probable que el Banco Central Europeo (BCE) siga relajando su política monetaria este año, pero debe actuar con cautela, ya que la incertidumbre excepcional, desde una posible guerra comercial mundial hasta la política interna, enturbia las perspectivas, afirmaron el miércoles dos de sus máximos responsables.
El BCE recortó los tipos de interés cuatro veces el año pasado y los inversores prevén otros tres o cuatro recortes en 2025, en un momento en que la inflación, actualmente en el 2,4%, podría acercarse a su objetivo del 2% en los próximos meses, a pesar de los vaivenes de la economía mundial.
Esto podría justificar nuevas bajadas de tipos, pero el banco central todavía no está en condiciones de prometer nada, según Philip Lane, economista jefe del BCE.
“Desde nuestro punto de vista, decir aquí es donde pensamos que va a estar la futura senda de tipos transmite una sensación de certidumbre que no sentimos”, dijo Lane en Hong Kong.
Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, se mostró algo más comprometido.
“Si los datos entrantes confirman nuestra línea de base, la trayectoria de la política monetaria está clara y esperamos seguir reduciendo el carácter restrictivo de la política monetaria”, dijo De Guindos en Madrid.
Pero también dejó claro que el nivel de incertidumbre era excepcional, lo que justificaba la prudencia.
“Las perspectivas se ven empañadas por una incertidumbre aún mayor, impulsada por las posibles fricciones del comercio mundial, la fragmentación macroeconómica, las tensiones geopolíticas y las preocupaciones sobre la política fiscal en la zona euro”, afirmó.
Aun así, Lane se mostró optimista sobre la inflación, el principal objetivo del BCE, argumentando que se dan las condiciones para que las presiones sobre los precios sigan disminuyendo, tal y como se prevé en la base de referencia citada por De Guindos.
Sostuvo que es probable que la inflación de los servicios, la partida más importante de la cesta de precios al consumo, se ralentice rápidamente a corto plazo, ya que el crecimiento salarial está disminuyendo y las empresas también están experimentando menores presiones sobre los costes.
“Creemos que la inflación de los servicios bajará bastante en los próximos meses”, dijo Lane.
La inflación de los servicios lleva casi un año estancada en torno al 4% y el crecimiento general de los precios no puede volver al 2% a menos que esta cifra empiece a descender, dijo Lane.
En cuanto al crecimiento económico, tanto De Guindos como Lane se mostraron prudentes, pero afirmaron que se dan las condiciones para un repunte, aunque las fricciones comerciales supongan un riesgo a la baja.
En cuanto a la mayor cautela de los consumidores, uno de los principales rompecabezas del año pasado, Lane afirmó que era probable que los hogares redujeran su excepcionalmente elevada tasa de ahorro, pero sólo moderadamente.
La tasa de ahorro de los hogares se situó en el 15,3% en el tercer trimestre del año pasado, muy por encima del intervalo del 12% al 13% anterior a la pandemia, lo que mantuvo el consumo general deprimido y el crecimiento económico contenido.
Sin embargo, la mejora de los ingresos reales y la bajada de los tipos de los depósitos bancarios podrían impulsar el gasto, aunque las tensiones geopolíticas podrían seguir pesando en la confianza.
“Así pues, creemos que esta (elevada tasa de ahorro) va a bajar, pero no masivamente”, afirmó Lane.
(Información de Balazs Koranyi; edición de Jamie Freed, Shri Navaratnam y Christina Fincher; editado en español por Tomás Cobos y Benjamín Mejías Valencia)