BOGOTÁ, 18 ene (Reuters) – La escalada de violencia en una conflictiva zona del noreste de Colombia deja hasta ahora 60 personas muertas, 32 secuestradas y cientos más desplazadas en medio de los ataques de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) contra una facción de las FARC, informó el sábado la Defensoría del Pueblo.
La confrontación, la más violenta en la historia reciente del país, provocó el viernes la decisión del presidente Gustavo Petro de suspender el diálogo de paz con el ELN y se extiende por los municipios de Convención, Ábrego, Teorama, El Tarra, Hacarí y Tibú, en el departamento de Norte de Santander, cerca de la frontera con Venezuela.
“Alrededor de 60 personas han muerto de manera violenta. Entre las personas asesinadas se encuentran 7 firmantes de paz”, dijo la Defensoría del Pueblo en su cuenta de X.
“Muchas personas, entre ellas firmantes de paz, líderes sociales y sus familiares, e inclusive niños y niñas, enfrentan un riesgo especial de ser secuestradas o asesinadas debido a los señalamientos del ELN”, agregó el informe.
La guerrilla izquierdista del ELN acusó el sábado en un comunicado a una facción de las antiguas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que mantiene un diálogo de paz con el Gobierno de haber iniciado la confrontación con agresiones y asesinatos de miembros de la población civil.
Previamente la facción de las FARC aseguró que inició un repliegue de sus unidades para evitar una intensificación de la confrontación en la zona en donde existen más de 43.000 hectáreas de hoja de coca, la materia para de la cocaína.
La región del Catatumbo es considerada estratégica para el narcotráfico por su cercanía con Venezuela, desde donde los grupos armados ilegales exportan la cocaína, según fuentes de seguridad.
FIN A APUESTA POR LA PAZ CON EL ELN
Los ataques del ELN contra los antiguos integrantes de las FARC y la facción de ese grupo que sigue en un diálogo de paz con el Gobierno es parte de una estrategia para asumir el control de la frontera con Venezuela, dijeron funcionarios del Gobierno.
La decisión de Petro de suspender el diálogo con el ELN puso fin a su principal apuesta por la paz y su mayor esfuerzo para terminar un conflicto interno de seis décadas que ha dejado más de 450.000 muertos, lo que provocará una intensificación de las hostilidades, según analistas.
Petro restableció la negociación con el ELN a finales del 2022 como parte de sus esfuerzos por alcanzar una paz total y acabar un violento conflicto que involucra facciones de las FARC por fuera de un acuerdo de paz del 2016 y a bandas criminales vinculadas con el narcotráfico.
El proceso enfrentaba una crisis desde hace meses por la decisión del Gobierno de iniciar un diálogo de paz con un frente armado que tiene presencia en el suroeste del país y que se separó del ELN.
El Ejército desplegó unos 300 efectivos en helicópteros para asumir el control y proteger a la población civil en el Catatumbo.
El ELN, considerado como una organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, cuenta con más de 6.000 integrantes, incluidos más de 3.200 combatientes, según fuentes de seguridad que afirman que el grupo se fortaleció militarmente y aumentó su control territorial en medio del diálogo de paz con Petro.
Las negociaciones de anteriores gobiernos con el ELN, acusado de financiarse del secuestro, la extorsión, el narcotráfico y la minería ilegal, no avanzaron por sus posiciones radicales, una cadena de mando difusa y disensos entre sus filas.
El actual Gobierno realizó varios ciclos de conversaciones de paz con el ELN con el apoyo de México, Noruega, Venezuela, Cuba, Brasil y Chile, que participaban como países garantes, sin alcanzar resultados concretos.
(Reporte de Luis Jaime Acosta. Editado por Mayela Armas.)