Sobrevivientes de Auschwitz recuerdan el sufrimiento 80 años después de la liberación del campo

Por Barbara Erling y Kuba Stezycki

VARSOVIA/CRACOVIA, POLONIA, 23 ene (Reuters) – Cuando Teresa Regula llegó a Auschwitz con 16 años, el primer dolor real que experimentó fue el de las orejas ardiendo.

“Nos afeitaron hasta dejarnos la piel desnuda, y era un día de calor abrasador, el 4 de agosto… Ese fue el primer dolor auténtico que sentí”, dijo esta superviviente judía de 96 años, desde su casa de Cracovia, antes del 80 aniversario de la liberación de Auschwitz por las tropas soviéticas el 27 de enero.

Sus recuerdos ilustran el sufrimiento de los 1,3 millones de personas que se calcula fueron enviadas al campo de exterminio nazi establecido en la Polonia ocupada como parte de la “Solución Final” de Adolf Hitler para aniquilar a los judíos europeos. La mayoría de los internos de Auschwitz perecieron allí.

La Gestapo, la policía secreta de Hitler, sacó a Regula y a su madre de su casa de Cracovia en 1944 y las envió al campo de Plaszow, donde su madre fue ejecutada. Teresa fue trasladada a Auschwitz y recibió el número 22011.

Tras ser una niña sana, contrajo varicela, sarampión y escarlatina en el campo.

Lo que la mantuvo con vida fue la idea de que “mi padre, que siempre creí que podía hacer cualquier cosa, vendría y me sacaría de allí”. Más tarde se enteró de que las fuerzas rusas lo habían matado a tiros por error cuando liberaron el campo de concentración de Gross Rosen, en lo que entonces era el este de Alemania.

“Cuando volví (del campo), pensé: ‘Nunca voy a tener hijos, jamás’. Si ellos tenían que pasar por lo que yo pasé, aunque fuera una fracción de lo que yo pasé, yo no quería eso”, dijo la socióloga jubilada.

Casada pero sin hijos, Teresa reprimió durante largas décadas todos los recuerdos de su estancia en Auschwitz. “Ahora todo vuelve a mí”, dijo.

CUERPOS EN LLAMAS

Janina Iwanska, una mujer católica polaca enviada a Auschwitz casi al mismo tiempo que Teresa en 1944, tampoco ha tenido hijos.

“No viviré mucho más. Pero cuando miro a los jóvenes y a los pequeños… ¿cuál será su futuro? Lo veo sombrío”, dijo la anciana de 94 años, citando el “odio” y las divisiones de la sociedad moderna y pronosticando otra guerra.

Janina, transportada a Auschwitz desde Varsovia en un tren de mercancías, recordaba cuando salía al olor de los cuerpos quemados. En el campo, cuidaba a los niños del bloque en el que vivía, ganándose recompensas como sopa de leche caliente.

“Los niños recibían un trato diferente; no tenían que trabajar. Sólo tenían que esperar pacientemente a sus madres o a que terminara la guerra”, dice.

Janina no presenció la liberación de Auschwitz porque fue evacuada días antes por los alemanes. Finalmente fue liberada por las fuerzas estadounidenses el 2 de mayo del campo de concentración para mujeres de Ravensbruck, en el norte de Alemania.

El lunes, la farmacéutica jubilada regresará a Auschwitz una vez más para compartir su historia ante una audiencia que incluirá al rey Carlos de Inglaterra, al presidente de Francia, Emmanuel Macron, y a numerosos otros jefes de Estado y de Gobierno.

(Reporte de Barbara Erling, Kuba Stezycki. Edición de Gareth Jones. Editado en español por Natalia Ramos)

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