Una operación militar israelí convierte el campo de refugiados de Yenín en una “ciudad fantasma”

Por Ali Sawafta

YENÍN, CISJORDANIA, 4 feb (Reuters) – Una operación militar israelí en Yenín ha convertido el campo de refugiados de Cisjordania en lo que los residentes y algunos representantes describen como una ciudad fantasma, y ha causado una destrucción a una escala que no se veía allí desde hacía más de 20 años.

El ejército israelí afirma que la incursión a gran escala tiene como objetivo reprimir a los grupos milicianos apoyados por Irán en Yenín, ciudad palestina del norte de Cisjordania ocupada por Israel.

Dos semanas después del inicio de la operación militar, Yenín está prácticamente desierta. Miles de palestinos han abandonado sus hogares, llevándose solo lo que podían cargar, después de que Israel les dijera que se marcharan a través de drones con altavoces.

Tras destruir carreteras y otras infraestructuras, las fuerzas israelíes demolieron varios edificios el fin de semana provocando fuertes explosiones.

“Nos quedamos en casa hasta que llegó el dron y empezó a pedirnos que nos fuéramos de allí porque querían llevar a cabo una explosión”, dijo Khalil Huwail, de 39 años, padre de cuatro hijos, que se marchó con su familia.

“Nos fuimos con la ropa que llevábamos puesta. No podíamos llevar nada, estaba prohibido”, dijo. “El campo está completamente vacío”.

Después de que se desplegaran excavadoras y vehículos blindados cerca de su casa, dijo, los residentes se alejaron a duras penas por carreteras sembradas de escombros hasta un punto de reunión donde esperaban vehículos de la Media Luna Roja.

El ejército israelí dijo que había destruido 23 estructuras y que “seguiría operando para impedir el terror donde fuera necesario”.

Desde una ladera que da vista a todo el campo, apenas se veían más que nubes de humo y soldados moviéndose entre los muros ennegrecidos de las casas quemadas.

Esta operación, última etapa de una incursión lanzada el mes pasado, comenzó tras el inicio de un alto el fuego en la guerra de Israel en la Franja de Gaza con la milicia islámica Hamás.

La UNRWA, la agencia de ayuda a los palestinos de la ONU, dijo que las demoliciones en Yenín “socavan el frágil alto el fuego alcanzado en Gaza y suponen el riesgo de una nueva escalada”.

Según la agencia, Yenín, un municipio para descendientes de palestinos que huyeron o fueron expulsados de sus hogares durante la guerra de 1948 durante la creación del Estado de Israel, “se ha convertido en una ciudad fantasma”.

El campo de refugiados, bastión durante mucho tiempo de grupos milicianos como Hamás y la Yihad Islámica, ha sido asaltado en repetidas ocasiones a lo largo de los años, no solo por el ejército israelí, sino también por el Gobierno palestino.

En 2002, durante el levantamiento de la Segunda Intifada, el ejército israelí demolió cientos de casas y desplazó a una cuarta parte de la población.

El gobernador de Yenín, Kamal Abu al-Rub, dijo que la última operación había dejado en el campo solo a unas 100 personas de las 3.490 familias que había antes de ella.

“La situación es peor que la de 2002, porque entonces el número de desplazados era menor”, dijo a Reuters.

COMPARACIONES CON LA DESTRUCCIÓN DE GAZA

Israel también ha estado atacando otras zonas de Cisjordania, incluidas las ciudades de Tubas y Tulkarem.

Al comienzo de la operación en Yenín, el ministro de Defensa, Israel Katz, dijo que el Ejército aplicaría las lecciones aprendidas en la guerra de Gaza, a más de 100 kilómetros (62 millas) al sur.

“Si no escribieras campo de Yenín en las fotos, la gente pensaría que es Gaza”, dijo al-Rub sobre la destrucción en Yenín. “Misma foto, distinta ubicación”.

Un ataque contra un puesto militar israelí cerca de Tubas el martes subrayó las tensiones en Cisjordania, donde cientos de palestinos, incluidos milicianos armados y civiles no implicados, y decenas de israelíes han muerto desde que comenzó la guerra de Gaza.

Setenta palestinos han muerto en Cisjordania este año, 38 de ellos en Yenín, según el Ministerio de Sanidad.

Los residentes de Yenín obligados a abandonar el campo siguen desafiantes.

“Volveremos a nuestros hogares, la Nakba no volverá”, dijo Jalil Huwail. “No emigraremos a otra zona”.

(Redacción de James Mackenzie,; edición de Timothy Heritage; edición en español de María Bayarri Cárdenas)

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