Por Leticia Fucuchima
SAO PAULO, 5 feb (Reuters) – Los agricultores brasileños están ampliando su capacidad de energía solar y probando baterías como solución de almacenamiento, en un intento de hacer más predecible el suministro eléctrico y reducir potencialmente el consumo de diésel, según cultivadores y expertos.
El aumento del uso de energías alternativas en Brasil, el mayor exportador mundial de diversos alimentos básicos, supone un mayor negocio para los proveedores de equipos, una menor dependencia de los combustibles fósiles y una agricultura más eficiente.
Las empresas proveedoras de soluciones energéticas, como WEG, afirman que el interés de los agricultores por los sistemas de almacenamiento basados en baterías ha aumentado en los últimos meses, y que los proyectos se han materializado tras una fuerte caída de los precios de las baterías.
Las propiedades rurales representan en la actualidad aproximadamente el 14% de toda la energía solar instalada en Brasil, con 4,8 gigavatios distribuidos a través de pequeñas estaciones fotovoltaicas, a menudo construidas en tejados o terrenos no utilizados.
La capacidad solar en la agricultura se ha multiplicado por más de siete desde 2020, cuando despegaron los proyectos de fuentes renovables en todo el país, según una encuesta de la Asociación Brasileña de Energía Solar Fotovoltaica.
La asociación dijo que el número de unidades de consumo rural que utilizan paneles solares se había disparado a 471.000 a finales de 2024, de 54.000 cuatro años antes.
Los agricultores brasileños utilizan la energía solar para el riego de cultivos, sistemas de aire acondicionado, iluminación, bombeo de agua en los embalses y alimentación de cámaras frigoríficas.
El uso de baterías también puede reducir el consumo de diésel en las granjas, donde los generadores alimentados por este combustible proporcionan electricidad para el riego y la maquinaria agrícola en las granjas no conectadas a la red eléctrica.
El grupo agrícola Bom Futuro, un gran productor de cereales y oleaginosas del estado de Mato Grosso que invierte en generación de energía, está evaluando la posibilidad de utilizar baterías para reducir las pérdidas asociadas a los cortes de electricidad.
Livio Costa, director de energía de Bom Futuro, afirma que la interrupción del suministro eléctrico altera la maquinaria y la producción de algodón, provocando pérdidas materiales.
“Digamos que se va la luz durante 15 minutos, se tarda hasta dos horas en reanudar la producción”, dijo. “Esto no ocurre sólo una vez. Ocurre varias veces durante la cosecha”.
Las inversiones de Bom Futuro en generación de energía reflejan el aumento de la demanda en las granjas para el secado y almacenamiento del grano y el procesamiento del algodón, que requiere mucha energía.
(Reporte de Leticia Fucuchima; Escrito por Ana Mano y Paul Simao; Editado en Español por Ricardo Figueroa)