El papa Francisco sigue en estado crítico y tiene un problema renal “leve”: Vaticano

Por Joshua McElwee

CIUDAD DEL VATICANO, 23 feb (Reuters) -El papa Francisco, que lucha contra una doble neumonía, sigue en estado crítico por segundo día consecutivo y ha mostrado una “leve insuficiencia inicial” en su función renal, informó este domingo el Vaticano.

El pronóstico del Papa, de 88 años, que el sábado necesitó una transfusión de dos unidades de sangre tras sufrir una “prolongada crisis respiratoria de tipo asmático”, sigue siendo “reservado”, según el último parte médico.

Francisco ingresó en el hospital Gemelli de Roma el 14 de febrero. El Vaticano describió por primera vez su estado como crítico el sábado.

“La condición del Santo Padre sigue siendo crítica; sin embargo, desde anoche no ha experimentado más crisis respiratorias”, dijo el Vaticano el domingo.

Los análisis de sangre también indicaron “una ligera insuficiencia renal inicial, que actualmente está bajo control”, dijo, refiriéndose al funcionamiento de los riñones, que filtran los productos de desecho en la sangre.

“La complejidad del cuadro clínico, y la necesaria espera para que las terapias farmacológicas muestren algún efecto, requieren que el pronóstico siga siendo reservado”, decía el comunicado.

El comunicado describió al Papa como “alerta y bien orientado” y dijo que estaba recibiendo “oxigenoterapia de alto flujo” a través de un tubo bajo la nariz.

La neumonía doble es una infección grave que puede inflamar y dejar cicatrices en ambos pulmones, dificultando la respiración. El Vaticano ha descrito la infección del Papa como “compleja”, diciendo que está siendo causada por dos o más microorganismos.

Francisco, papa desde 2013, ha sufrido episodios de mala salud en los últimos dos años. Es particularmente propenso a las infecciones pulmonares porque desarrolló pleuresía cuando era joven y le extirparon parte de un pulmón.

El Vaticano informó el sábado de que el Papa había necesitado transfusiones de sangre porque los análisis mostraron que tenía un recuento bajo de plaquetas, asociado a la anemia. Las plaquetas son fragmentos celulares de la sangre que forman coágulos y detienen o evitan hemorragias.

El domingo, el Vaticano declaró que la transfusión había resultado beneficiosa y había aumentado los niveles de hemoglobina del Papa, una proteína que ayuda a transportar oxígeno por el cuerpo.

También dijo que sus niveles de plaquetas se habían mantenido estables.

PEREGRINOS REZAN POR EL PAPA

Cerca del Vaticano, los peregrinos expresaron su preocupación por el Papa.

“Estoy muy, muy triste”, dijo Elvira Romana, de Italia. “No sé cómo puede continuar con normalidad en este momento”.

Matteo Licari, de Cerdeña, dijo estar “extremadamente preocupado”. “Esperemos que pueda seguir viviendo”, dijo Licari. “Estamos esperando a que vuelva aquí”.

Fuera del hospital Gemelli, la gente se reunió para rezar cerca de una estatua del difunto Papa Juan Pablo II, que fue tratado en el centro muchas veces durante su largo papado.

La gente dejó flores y notas para Francisco, y encendió velas en la base del monumento al difunto Papa.

En un mensaje escrito para su habitual oración dominical en la Plaza de San Pedro, que el Papa no pudo leer por segunda semana consecutiva, Francisco dijo que continuaba “con confianza” su tratamiento en el hospital. Agradeció a sus médicos y a las personas que le han enviado mensajes de apoyo.

El arzobispo Rino Fisichella, un alto funcionario del Vaticano, dijo a los participantes en una misa en la Basílica de San Pedro el domingo por la mañana que debían hacer sus oraciones por Francisco “más fuertes e intensas”.

La diócesis de Roma, que dirige el Papa, celebró el domingo por la tarde una misa especial para rezar por Francisco, para que tenga “la fuerza necesaria para superar este momento de prueba”.

El viernes, dos de sus médicos dijeron que el Papa era muy vulnerable debido a su edad y fragilidad general.

El doctor Sergio Alfieri, miembro del personal del Gemelli, dijo que existía el riesgo de que la infección pulmonar se extendiera a su torrente sanguíneo y se convirtiera en sepsis, lo que “podría ser muy difícil de superar”.

(Informes de Joshua McElwee y Crispian Balmer, y de Claudia ChieppaEdición de David Goodman, William Maclean y Tomasz Janowski, Editado en español por Juana Casas)

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