Uruguay vira al centroizquierda con la asunción de Orsi

Por Lucinda Elliott

MONTEVIDEO, 1 mar (Reuters) – Uruguay se prepara para un giro político hacia el centroizquierda cuando Yamandu Orsi asumió el sábado el cargo como presidente.

Orsi, un exalcalde de 57 años respaldado por el exmandatario izquierdista José “Pepe” Mujica, ganó por poco las elecciones de noviembre contra la coalición gobernante de centroderecha.

Como moderado, Orsi ha prometido lograr un equilibrio diferente entre el bienestar social y el crecimiento económico impulsando lo que describió como una agenda de izquierda moderna.

En su discurso inaugural en el Palacio Legislativo de Montevideo, Orsi dijo que “no comienza un tiempo de refundación, sino uno de nuevas propuestas y de construcción permanente”, en una sala que estalló en vítores y aplausos luego de reconocer el mérito del emblemático izquierdista Mujica.

Orsi también agradeció al presidente conservador saliente Luis Lacalle Pou, quien le entregó la banda presidencial durante una ceremonia, donde compartieron un abrazo.

Durante la campaña, Orsi intentó asegurar a los uruguayos que evitaría un cambio brusco de política en la relativamente estable y rica nación sudamericana de 3,5 millones de habitantes, conocida por sus ranchos ganaderos y sus políticas liberales sobre el cannabis legalizado.

Si bien la economía de Uruguay, impulsada por las exportaciones agrícolas, está en camino de otro año de crecimiento sostenido en 2025, los altos costos de vida, la desigualdad y los niveles persistentes de delitos violentos han afectado la popularidad del gobierno saliente de Lacalle Pou.

“El destino y el futuro de este país tiene que cambiar”, dijo Orsi en una entrevista con Reuters antes de las elecciones, y que su coalición Frente Amplio era la fuerza para impulsar ese cambio, reforzada por una mayoría en el Senado obtenida el año pasado.

Casi el 19% de la población uruguaya vivía el año pasado en situación de pobreza “multidimensional”, según un informe publicado el 19 de febrero por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Los cálculos se realizaron a partir del seguimiento de las personas en situación de pobreza en 15 áreas de educación, vivienda, protección social y empleo.

La administración entrante se ha comprometido a centrarse en los menos afortunados y estimular el crecimiento atrayendo inversores y trabajadores cualificados, sin aumentar los impuestos.

EQUILIBRIO EN POLÍTICA EXTERIOR

El nuevo gobierno de Uruguay enfrenta un equilibrio más delicado en materia de política exterior en medio de las tensiones comerciales globales.

China es el principal socio comercial del productor de soja y carne, seguido por el vecino Brasil. Mientras tanto, Uruguay sigue siendo un aliado clave de Estados Unidos en la región, colaborando en áreas como la ciberseguridad y el crimen organizado.

Uruguay estará bajo mucha presión de Estados Unidos para limitar la inversión china en sectores estratégicos como la infraestructura y las telecomunicaciones, dijo el analista uruguayo Nicolás Saldias de Economist Intelligence Unit.

Saldias señaló que había más oportunidades para impulsar el comercio estadounidense, que aumentó un 68% en 2024 en comparación con el año anterior, por lo que el gobierno entrante tendrá que ejercer su músculo diplomático al negociar con la administración Trump mientras busca conseguir socios del lado de los intereses estadounidenses.

Más cerca de casa, Orsi tendrá que enfrentarse a dos poderosos miembros del Mercosur y vecinos ideológicamente opuestos: Brasil, gobernado por el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, y Argentina, donde el libertario radical Javier Milei asumió el cargo en 2023.

Milei dijo que no pudo asistir a la inauguración debido a la apertura del congreso que coincide el sábado, pero Lula da Silva y el presidente de izquierda Gabriel Boric de Chile estuvieron presentes.

Orsi ya ha roto con algunas de las normas de política exterior anteriores de Uruguay. Tras su victoria del 24 de noviembre, dijo que decidiría en su momento si invitaría a su toma de posesión al presidente venezolano Nicolás Maduro, que se ha vuelto cada vez más aislado en la región, tras unas controvertidas elecciones de julio.

En última instancia, la decisión de a quién invitar quedó en manos del gobierno saliente de Lacalle Pou, que bloqueó la llegada de representantes de Venezuela, Cuba y Nicaragua por considerar que estaban gobernados por regímenes no democráticos.

(Reporte de Lucinda Elliott; Con reporte adicional de Aida Pelaez-Fernandez; Editado por Adam Jourdan y Chizu Nomiyama)

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