Por Joe Cash, Mei Mei Chu y Nicoco Chan
PEKÍN, 4 mar (Reuters) -China tomó represalias rápidamente el martes contra los nuevos aranceles estadounidenses con alzas de los gravámenes a la importación de productos agrícolas y alimentarios de Estados Unidos, que en total suman un valor de 21.000 millones de dólares, acercando a las dos principales economías del mundo a una guerra comercial total.
Pekín también impuso restricciones a la exportación y la inversión a 25 empresas estadounidenses, por motivos de seguridad nacional, pero, a diferencia de cuando tomó represalias contra los aranceles del Gobierno del presidente Donald Trump el 4 de febrero, esta vez evitó castigar a nombres conocidos.
“Tratar de ejercer una presión extrema sobre China es un error de cálculo y una equivocación”, dijo un portavoz del Ministerio de Exteriores en una rueda de prensa en Pekín, añadiendo que China nunca había sucumbido a la intimidación o la coerción.
Las más recientes medidas de represalia se tomaron luego de que entró en vigor el arancel adicional del 10% con el que amenazó Trump a la segunda mayor economía del mundo, a las 0501 GMT del 4 de marzo.
Eso llevó el arancel a un 20% en total, en respuesta a lo que la Casa Blanca considera inacción china sobre los flujos de drogas.
China ha acusado a la Casa Blanca de “chantaje” por el alza de aranceles, alegando que su política antidroga es una de las más duras del mundo.
Los analistas afirman que Pekín aún espera negociar una tregua arancelaria, fijando deliberadamente sus subidas por debajo del 20% para dejar a sus negociadores margen para llegar a un acuerdo, pero cada escalada reduce las posibilidades de un acercamiento.
“El Gobierno chino está dando señales de que no quiere una escalada”, afirma Even Pay, analista agrícola de Trivium China.
“Es justo decir que estamos en los primeros días de la Guerra Comercial 2.0”, dijo Pay, añadiendo que todavía había tiempo para evitar una guerra comercial prolongada si Trump y el presidente chino, Xi Jinping, eran capaces de llegar a un acuerdo.
Más tarde el martes, China dijo que investigaría a los productores estadounidenses de un tipo de fibra óptica por eludir las medidas antidumping, suspendió las licencias de importación de tres exportadores estadounidenses y detuvo los envíos a China de madera estadounidense.
Los nuevos aranceles estadounidenses suponen una subida adicional a los gravámenes preexistentes sobre miles de productos chinos.
Algunos de estos productos se llevaron la peor parte del aumento de aranceles que realizó el año pasado el entonces presidente Joe Biden, que subió al 50% los impuestos sobre los semiconductores y llevó a más del 100% los gravámenes sobre los vehículos eléctricos.
El arancel del 20% afectará a varias de las principales importaciones estadounidenses de electrónica de consumo procedentes de China, que hasta ahora habían escapado intactas, desde teléfonos inteligentes y computadores portátiles hasta consolas de videojuegos, relojes inteligentes, altavoces y dispositivos Bluetooth.
China respondió inmediatamente después de la fecha límite, con un arancel adicional del 15% sobre las importaciones estadounidenses de pollo, trigo, maíz y algodón y un gravamen adicional del 10% sobre las importaciones estadounidenses de soja, sorgo, carne de cerdo, carne de vacuno, productos acuáticos, frutas y verduras y productos lácteos a partir del 10 de marzo.
Los gravámenes adicionales afectarán a cerca del 15% de las exportaciones estadounidenses a China o a un comercio por valor de 21.000 millones de dólares, según cálculos de Reuters basados en datos del censo estadounidense para 2024.
Pekín también incluyó a 15 empresas estadounidenses en su lista de control de exportaciones, que prohíbe a las empresas chinas suministrar a las compañías estadounidenses tecnologías de doble uso.
También incluyó a 10 empresas estadounidenses en su lista de entidades no fiables por vender armas a Taiwán, que China reclama como territorio propio, aunque la isla autónoma lo rechaza.
“Todavía estamos en camino del 60% (de aranceles)”, dijo Cameron Johnson, experto en cadena de suministro de Tidalwave Solutions, refiriéndose a la amenaza de Trump durante la campaña electoral.
“En este momento, con el 20%, apenas mueve la aguja para las empresas que quieren mover posibles cadenas de suministro fuera del país”, añadió. “Con un 35%, empezamos a ver que las empresas empezarán a moverse o a considerar otras estrategias”.
China es el mayor mercado para los productos agrícolas estadounidenses, y el sector ha sido durante mucho tiempo vulnerable a ser utilizado como saco de boxeo en momentos de tensión comercial.
Las importaciones chinas de productos agrícolas estadounidenses cayeron por segundo año consecutivo a 29.250 millones de dólares en 2024, desde los 42.800 millones de 2022.
Los mercados de futuros chinos se mantuvieron estables tras conocerse la noticia.
Los futuros de harina de soja y de colza, los más negociados en el mayor importador agrícola del mundo, subieron un 2,5% el lunes después de que el Global Times dijo que Pekín planeaba atacar las exportaciones agrícolas estadounidenses.
CAMBIOS EN LA CADENA DE SUMINISTRO
Las tensiones comerciales podrían exacerbar la inflación estadounidense y golpear los esfuerzos de China por garantizar una recuperación económica duradera tras la crisis, que ha dependido en gran medida de las exportaciones.
El martes, el Consejo Empresarial Estados Unidos-China (USCBC) aplaudió el objetivo de Trump de abordar el comercio ilegal de fentanilo, pero dijo que aumentar los aranceles sobre los productos chinos no era la forma de lograr ese objetivo.
“Los aranceles generalizados perjudicarán a las empresas, consumidores y agricultores estadounidenses y socavarán nuestra competitividad global”, dijo su presidente, Sean Stein, en un comunicado.
No obstante, la guerra comercial entre China y Estados Unidos podría beneficiar a terceros países.
Desde que Estados Unidos y China impusieron aranceles recíprocos durante el primer mandato de Trump, Pekín se ha movido para reducir su dependencia de los productos agrícolas estadounidenses estimulando la producción nacional y comprando más a países como Brasil.
Los exportadores agrícolas estadounidenses también podrían intensificar sus esfuerzos para reemplazar el mercado chino enviando más al sudeste asiático, África e India.
“Los aranceles chinos a las importaciones de trigo y maíz estadounidenses deberían apoyar la demanda de trigo australiano y apenas las exportaciones”, dijo Dennis Voznesenki, analista del Commonwealth Bank de Sídney.
“Sin embargo, la reciente desaceleración de China en las importaciones de cereales forrajeros de todos los orígenes debería moderar el entusiasmo”
(Reporte de Joe Cash, Mei Mei Chu y Nicoco Chan; reporte adicional de Ethan Wang, Qiaoyi Li, Ellen Zhang, Lewis Jackson y Ella Cao; editado en español por Benjamín Mejías Valencia, Mireia Merino, Jorge Ollero Castela y Ricardo Figueroa)