Tras sismo en Myanmar, muchos buscan sobrevivientes escarbando con sus manos entre los escombros

Por Wa Lone, Poppy McPherson y Devjyot Ghoshal

BANGKOK, 29 mar (Reuters) – Horas después de que un fuerte terremoto destruyera varios edificios en Mandalay (Myanmar) el viernes, los sobrevivientes se abrían paso entre los escombros con sus propias manos en un intento desesperado por salvar a los que seguían atrapados.

Sin maquinaria pesada que les ayudara y con las autoridades ausentes, un residente y los equipos de rescate de la segunda ciudad más grande del sudeste asiático dijeron a Reuters que estaban luchando por sacar a los sobrevivientes que pedían ayuda a gritos.

Htet Min Oo, de 25 años, salvó la vida por poco después de que una pared de ladrillos se desplomó sobre él, atrapando la mitad de su cuerpo. Más tarde intentaba en vano despejar con sus manos los escombros en un edificio bajo el cual habían quedado sepultados su abuela y dos tíos, según dijo a Reuters.

“Hay demasiados escombros y ningún equipo de rescate ha venido a por nosotros”, dijo rompiendo a llorar.

Myanmar lleva en crisis desde 2021, cuando los militares arrebataron el poder al gobierno electo, aplastando brutalmente las protestas y desencadenando un levantamiento armado sin precedentes.

Las agencias humanitarias aseguran que el sismo del viernes, de magnitud 7,7 y que ha causado más de 1.000 muertos, ha llegado en un momento vulnerable para el país, tras cuatro años de gobierno militar y guerra civil que han paralizado las infraestructuras y desplazado a millones de personas.

“El fuerte terremoto golpeó al país en el peor momento posible”, declaró en un comunicado Sheela Matthew, subdirectora nacional del Programa Mundial de Alimentos. “Myanmar no puede permitirse otro desastre”.

La población de todo el país sufre una “violencia generalizada” y el sistema sanitario “ha quedado diezmado por el conflicto, desbordado por los brotes de cólera y otras enfermedades”, afirmó Mohammed Riyas, director para Myanmar del Comité Internacional de Rescate.

“El estrés añadido de atender las necesidades de los heridos por el terremoto va a suponer una presión sin precedentes sobre unos recursos que ya están al límite”, añadió.

Un portavoz de la junta de Myanmar no respondió a las peticiones de comentarios.

El ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno de Unidad Nacional, el gobierno civil paralelo que supervisa a algunas fuerzas prodemocráticas, dijo a Reuters por teléfono que desplegará tropas para ayudar en las labores de desastre.

POLICRISIS

Naciones Unidas dijo en enero que el país se enfrenta a una “policrisis” marcada por el colapso económico, la intensificación de los conflictos, los riesgos climáticos y la agudización de la pobreza. Más de la mitad del país carece de acceso a la electricidad y los hospitales de las zonas de conflicto están fuera de servicio.

Más de 3,5 millones de personas han sido desplazadas internamente y muchas más se han visto obligadas a cruzar las fronteras en medio de los combates entre el ejército y un mosaico de grupos armados que se han hecho con el control de vastas franjas de territorio.

Los combates continuaban el viernes, con aviones militares lanzando ataques aéreos y con drones poco después del terremoto en el estado de Karen, cerca del cuartel general de uno de los mayores grupos armados étnicos, según la organización de ayuda Free Burma Rangers.

Nyi Nyi Kyaw, académico de Myanmar en la Universidad de Bristol, escribió en una publicación en las redes sociales que la pérdida de una “parte significativa de la juventud (del país), en particular de los hombres jóvenes, debido al reclutamiento forzoso” en el ejército dificultará la respuesta a la catástrofe.

“Las ciudades y los pueblos están desiertos de jóvenes que antes habrían salido a la calle y se habrían movilizado para las labores de rescate y socorro”, señaló.

En las regiones más gravemente afectadas por el terremoto “no hay un gobierno que funcione correctamente, y mucho menos un gobierno legítimo”, agregó.

Un socorrista que intentaba liberar a 140 monjes de las ruinas de un edificio derrumbado en Amarapura, Mandalay, declaró a Reuters: “No podemos ayudar porque no tenemos suficiente mano de obra ni máquinas para retirar los escombros”.

No obstante, afirmó, “no dejaremos de trabajar”.

SIN AYUDA

La junta de Myanmar ha hecho un llamado inusual a la ayuda internacional y el sábado volaron equipos de respuesta a catástrofes de Rusia, China, Singapur e India.

Sin embargo, los activistas de derechos humanos temen que la ayuda no llegue a la población sobre el terreno, ya que el régimen tiene un historial de bloqueo de la ayuda a zonas del país controladas por grupos de la oposición.

Thomas Andrews, relator especial de la ONU sobre los derechos humanos en Myanmar, indicó en una publicación en la red social X que la respuesta de los militares a un ciclón y un tifón recientes mostró su “voluntad de convertir en arma la ayuda en medio de desastres naturales”.

En Mandalay, los residentes entrevistados por Reuters dijeron que aún no habían recibido ninguna ayuda de las autoridades militares.

Un rescatista dijo el sábado que habían pedido prestada maquinaria a empresas para ayudar a cribar entre los escombros. Afirmó que no habían recibido nada del gobierno militar, pero no quiso dar más detalles por temor a represalias.

Algunos residentes pidieron maquinaria en Facebook. Uno de ellos escribió que miembros de su familia habían sido aplastados bajo los escombros de una mezquita y “queremos desesperadamente recuperar sus cuerpos”.

“Necesitamos alquilar una grúa para retirar los pesados bloques de hormigón. Si alguien tiene información sobre dónde podemos alquilar una, que se ponga en contacto con nosotros”, escribieron.

(Reporte adicional de Shoon Naing; escrito por Poppy McPherson; editado en español por Carlos Serrano)

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