Por Ahmed Rasheed
BAGDAD, 7 abr (Reuters) – Varios poderosos grupos de milicianos respaldados por Irán en Irak están dispuestos a desarmarse por primera vez para evitar la amenaza de una escalada del conflicto con el Gobierno estadounidense de Trump, según dijeron a Reuters 10 altos mandos y autoridades iraquíes.
La medida para rebajar la tensión se produce tras las repetidas advertencias emitidas en privado por dirigentes estadounidenses al Gobierno iraquí desde que Trump asumió el poder en enero, según las fuentes, entre las que figuran seis comandantes locales de cuatro grandes milicias.
Los dirigentes dijeron a Bagdad que a menos que actuara para disolver las milicias que operan en su territorio, Estados Unidos podría atacar a los grupos con ataques aéreos, agregaron las fuentes.
Izzat al-Shahbndar, un alto político musulmán chií cercano a la alianza gobernante de Irak, dijo a Reuters que las conversaciones entre el primer ministro Mohamed Shia al-Sudani y varios líderes de las milicias estaban “muy avanzadas”, y que los grupos se inclinaban por acatar los llamamientos estadounidenses al desarme.
“Las facciones no están actuando obstinadamente ni insistiendo en continuar en su forma actual”, dijo, y añadió que los grupos eran “plenamente conscientes” de que podían ser objetivo de Estados Unidos.
Los seis comandantes de milicias entrevistados en Bagdad y en una provincia del sur, que pidieron el anonimato para hablar de la delicada situación, pertenecen a los grupos Kataib Hizbulá, Nujabaa, Kataib Sayyed al Shuhada y Ansarulá al Awfiyaa.
“Trump está dispuesto a llevar la guerra con nosotros a peores niveles, lo sabemos, y queremos evitar un escenario tan malo”, dijo un comandante de Kataib Hezbolá, la milicia chií más poderosa, que hizo estas declaraciones con una máscara negra y gafas de sol.
Los comandantes afirmaron que su principal aliado y mecenas, la fuerza militar de élite de los Guardianes de la Revolución iraníes (IRGC), les había dado su bendición para tomar las decisiones que consideraran necesarias para evitar verse arrastrados a un conflicto con Estados Unidos e Israel.
Las milicias forman parte de la Resistencia Islámica en Irak, un grupo que agrupa a unas 10 facciones armadas chiíes de línea dura que en conjunto cuentan con unos 50.000 combatientes y arsenales que incluyen misiles de largo alcance y armas antiaéreas, según dos responsables de seguridad que vigilan las actividades de las milicias.
El grupo de la Resistencia, pilar fundamental de la red iraní de fuerzas regionales indirectas, ha reivindicado la autoría de decenas de ataques con misiles y drones contra Israel y las fuerzas estadounidenses en Irak y Siria desde que estalló la guerra de Gaza hace unos 18 meses.
Farhad Alaaeldin, asesor de asuntos exteriores de Sudani, dijo a Reuters, en respuesta aa las consultas sobre las conversaciones de desarme, que el primer ministro se había comprometido a garantizar que todas las armas de Irak estuvieran bajo control estatal mediante un “diálogo constructivo con diversos actores nacionales”.
Los dos responsables de seguridad iraquíes afirmaron que Sudani estaba presionando para que se desarmaran todas las milicias de la Resistencia Islámica en Irak, que declaran su lealtad al IRGC iraní o a la Fuerza Quds en lugar de a Bagdad.
Algunos grupos ya han evacuado en gran medida sus cuarteles generales y reducido su presencia en las principales ciudades, incluidas Mosul y Anbar, desde mediados de enero por temor a ser alcanzados por ataques aéreos, según autoridades y mandos.
Muchos comandantes también han intensificado sus medidas de seguridad en ese tiempo, cambiando sus teléfonos móviles, vehículos y domicilios con mayor frecuencia, dijeron.
El Departamento de Estado estadounidense dijo que seguía instando a Bagdad a frenar a las milicias. “Estas fuerzas deben responder ante el comandante en jefe de Irak y no ante Irán”, añadió.
Un alto cargo estadounidense, que habló bajo condición de anonimato, advirtió que en el pasado se habían dado casos en los que las milicias habían cesado sus ataques debido a la presión estadounidense y se mostró escéptico ante cualquier desarme a largo plazo.
El IRGC no quiso hacer comentarios para este artículo, mientras que los ministerios de Asuntos Exteriores iraní e israelí no respondieron a las preguntas.
(Información de Ahmed Rasheed; información adicional de David Brunnstrom e Idrees Ali en Washington, Parisa Hafezi en Dubai y James Mackenzie en Jerusalén; redacción de Michael Georgy; edición de Pravin Char; edición en español de María Bayarri Cárdenas)