Por Nelson Rentería
SAN SALVADOR, 16 abr (Reuters) -El senador estadounidense Chris Van Hollen llegó el miércoles a El Salvador buscando la liberación de Kilmar Ábrego García, un salvadoreño deportado por error de Washington y que permanece en una megacárcel del país centroamericano, junto a peligrosos delincuentes.
Sin embargo, a su llegada, el vicepresidente de El Salvador, Félix Ulloa, le dijo al senador que no podía autorizar una visita ni una llamada con Ábrego, sostuvo Van Hollen, de Maryland, quien también es miembro del Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
“¿Por qué debería el gobierno de Estados Unidos pagar al gobierno de El Salvador para que encarcele a un hombre que fue secuestrado ilegalmente en Estados Unidos y que no cometió ningún delito?”, se preguntó Van Hollen en rueda de prensa.
El gobierno de El Salvador no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios sobre la visita del senador.
Después de que Washington reconociera que Ábrego había sido deportado debido a un “error administrativo”, la Corte Suprema de Estados Unidos confirmó una orden de la jueza Paula Xinis que ordenaba al gobierno “facilitar” su regreso.
En una reunión con el presidente Donald Trump en la Casa Blanca el lunes, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, afirmó que no tenía planes de devolver a Ábrego. Horas antes, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos declaró en un documento judicial que “no tiene autoridad para obligar” a Ábrego a regresar.
El martes, Xinis afirmó que no acusaría inmediatamente al gobierno de desacato judicial, pero afirmó que no había pruebas de que la administración Trump hubiera intentado rescatar a Ábrego y que no toleraría “artimañas ni exhibicionismo”.
“El objetivo de mi visita es hablar con la gente de aquí sobre la liberación de Kilmar Ábrego García”, escribió Van Hollen en X poco después de aterrizar en la capital salvadoreña.
“Le dije a su esposa y a su familia que haría todo lo posible para traerlo a casa, y seguiremos trabajando en ello hasta lograrlo”, agregó.
Junto con Ábrego, el gobierno de Trump ha deportado a El Salvador a cientos de personas, en su mayoría venezolanos, a quienes acusa de ser pandilleros, bajo la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, sin presentar pruebas.
Ninguno de los gobiernos ha revelado los nombres de los hombres encarcelados, quienes no han tenido acceso a abogados ni contacto con el exterior desde su llegada a la prisión.
En marzo, después de que un juez dictaminara que los vuelos con migrantes procesados bajo la Ley de Enemigos Extranjeros debían regresar a Estados Unidos, Bukele escribió en X que era demasiado tarde, junto con imágenes que mostraban a hombres siendo desalojados de un avión en plena oscuridad.
Un juez federal declaró el miércoles que funcionarios del gobierno de Trump podrían enfrentar un proceso penal por desacato al tribunal por violar su orden de marzo de detener las deportaciones de migrantes venezolanos bajo la Ley de Enemigos Extranjeros, una ley de tiempos de guerra.
Ábrego, de 29 años de edad, salió de El Salvador a los 16 años para escapar de la violencia pandillera. En 2019, se le otorgó una orden de protección para continuar viviendo en Estados Unidos. Nunca ha sido acusado ni condenado por ningún delito, según sus abogados, quienes han negado la acusación del Departamento de Justicia de que pertenece a la pandilla MS-13.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, se reunirá más tarde el miércoles con el ministro de Defensa Nacional de El Salvador, René Merino, en el Pentágono.
(Reporte de Nelson Rentería en San Salvador y Diego Oré en Ciudad de México; Reporte adicional de Idrees Ali y Patrricia Zengerle en Washington DC)