“Un ejemplo a seguir”: vecinos del barrio de su infancia recuerdan al Papa Francisco

Por Miguel Lo Bianco

BUENOS AIRES, 25 abr (Reuters) – En el barrio de Buenos Aires donde el papa Francisco pasó su infancia y juventud, los vecinos le rinden homenaje con flores, velas y cartas, mientras recuerdan anécdotas y sostienen que su figura perdurará como un ejemplo a seguir.

Francisco, el primer líder americano de la Iglesia Católica Romana, murió el lunes a los 88 años tras sufrir un derrame cerebral. A pesar de mostrar pasión por Argentina, nunca volvió a su tierra natal en 12 años de pontificado.

Sin embargo, en el barrio de clase media donde nació como Jorge Mario Bergoglio, su presencia está latente en cada rincón: desde la plazoleta donde jugaba de niño hasta la casa donde nació y la Basílica de San José de Flores donde recibió “el primer llamado de Dios”.

“En este lugar él vivió, jugó con los niños, estuvo aquí presente en todo y especialmente trabajó mucho con los pobres. Dio todo por ellos y, pues, para nosotros es un ejemplo a seguir, viendo su vida y cómo es que hasta el último día de su vida dio todo para sus fieles”, dijo Rosa Alvarado, una monja que acudió a rezar a la basílica del barrio, inaugurada en 1883.

Dentro de la iglesia, una foto del papa Francisco se ilumina con la luz de decenas de velas, cartas, un banderín del club de fútbol San Lorenzo de Almagro -del cual era socio e hincha-, y flores de fieles que se acercaban a rezar y despedirse.

“Cuando me enteré que falleció, realmente me mató. Yo vengo todos los jueves a la iglesia, todos los jueves recé por él. Hace dos años que vengo rezando y realmente me mató, te juro, fue tremendo, me cuesta todavía”, dijo Verónica Bordón, una empleada de 48 años, muy conmovida por la noticia de su muerte.

Frente a la casa donde pasó su infancia, también adornada ahora con flores y velas, Alicia Gigante, de 91 años, recuerda una anécdota vivida con Bergoglio, de quien muchos allegados destacaban su gran sentido del humor.

“Como yo ya no veía bien, siempre (Bergoglio) me bendecía y le decía ‘monseñor, mis ojos, casi no veo’. Se ponía a mi oído, me hablaba en el oído y me decía: ‘¡Para lo que hay que ver!'”, recordó Gigante, quien dijo que lo vio “infinidad de veces” y consideró que sus compatriotas no lo valoraron como él merecía.

Fue “lo más grande de la historia. Creo que cuando estuvo acá y cuando fue nombrado papa, los argentinos fuimos los que menos lo valoramos. Ahora espero que nos demos cuenta de lo que tuvimos y lo importante que fue tener un papa como éste”, agregó tras persignarse y rezar frente a la casa donde Bergoglio nació.

(Reporte de Miguel Lo Bianco, escrito por Lucila Sigal; Editado por Nicolás Misculin)

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