El primer ministro británico promete un gran descenso de la inmigración

LONDRES (Reuters) – El primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer, prometió el lunes reducir significativamente la migración neta a Reino Unido en los próximos cuatro años y afirmó que el país corre el riesgo de convertirse en “una isla de extraños” sin no se implementan normas más estrictas sobre inmigración.

El control de la inmigración fue un factor clave en el voto a favor de abandonar la Unión Europea en el referéndum de 2016, aunque las llegadas netas alcanzaron niveles récord tras la salida del bloque, lo que ayudó a impulsar el partido de derechas antiinmigración Reform UK, encabezado por Nigel Farage.

En un amplio conjunto de reformas migratorias, el Gobierno laborista de centroizquierda de Starmer dijo que aumentaría los requisitos de dominio del inglés para los inmigrantes, dificultaría su permanencia en el país e impediría que las empresas, incluidas las residencias de ancianos, contrataran personal en el extranjero.

El derecho automático a solicitar la ciudadanía solo se concederá a quienes hayan vivido en Reino Unido diez años, no cinco, y los visados para trabajadores cualificados se restringirán a los solicitantes con titulación universitaria.

“No nos equivoquemos: este plan significa que la inmigración disminuirá. Es una promesa”, dijo Starmer a los periodistas en Downing Street. “Si necesitamos tomar más medidas, (…) entonces —recuerden mis palabras— lo haremos”.

El primer ministro también rechazó las sugerencias de los líderes empresariales de que el endurecimiento de las normas de inmigración perjudicaría a la economía británica y afirmó que el crecimiento se había estancado en los últimos años mientras aumentaba la inmigración.

“En los últimos cuatro años se ha puesto a prueba la teoría de que el aumento de la inmigración conduce necesariamente a un mayor crecimiento. Ese vínculo no se sostiene con esas pruebas.”

No obstante, se negó a fijar un objetivo de reducción de la inmigración neta, y dijo que las promesas “arbitrarias” de gobiernos anteriores habían fracasado.

Aunque los planes actuales llevan meses elaborándose, los responsables del Gobierno reconocen que necesitan hacer más para responder a la preocupación de los votantes por los altos niveles de inmigración, después de que en las elecciones locales inglesas de este mes Reform UK obtuviera el mayor número de escaños y encabezara una gran ventaja en las encuestas de opinión.

Farage acusó a Starmer, exabogado de derechos humanos, de “jugar a ponerse al día” en este asunto.

“Starmer es un hipócrita que cree en las fronteras abiertas (…). Nadie cree una palabra de lo que dice”, dijo Farage en la red social X.

La inmigración ha sido durante mucho tiempo un tema candente para los votantes británicos. Los críticos argumentan que la cohesión social puede verse dañada si el país no construye suficientes casas o amplía los servicios públicos para dar cabida a una población mayor.

Starmer afirmó que los países dependen de normas que establezcan derechos y responsabilidades y añadió: “Sin ellas, corremos el riesgo de convertirnos en una isla de extraños, no en una nación que avanza unida”.

(Información adicional de William Schomberg y Alistair Smout; edición de Kate Holton, Giles Elgood y Gareth Jones; edición en español de Jorge Ollero Castela)

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