By Gram Slattery, Pesha Magid, Andrew Mills
RIAD (Reuters) -El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reunió con el presidente de Siria en Arabia Saudí y le instó a normalizar los lazos con Israel, su viejo enemigo, tras el sorpresivo anuncio de que Estados Unidos levantaría todas las sanciones al Gobierno liderado por los islamistas.
Trump se reunió con el sirio Ahmed al-Sharaa antes de una cumbre entre Estados Unidos y los países árabes del golfo Pérsico. Fotos publicadas por la televisión estatal saudí les mostraron estrechándose la mano en presencia del príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salmán.
El presidente turco, Tayyip Erdogan, se unió virtualmente a Trump y Mohamed bin Salmán en la reunión, informó la agencia de noticias turca Anadolu.
Trump instó a Sharaa a unirse a Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Marruecos, que normalizaron sus relaciones con Israel en virtud de los Acuerdos de Abraham negociados por Estados Unidos en 2020, según publicó el secretario de prensa de la Casa Blanca en la red social X.
Estados Unidos también espera que Arabia Saudí se sume a los Acuerdos de Abraham. Las conversaciones sobre el tema se paralizaron tras el estallido de la guerra de Gaza y el reino insiste en que no puede haber normalización sin la creación de un Estado palestino.
Trump dijo el martes que Arabia Saudí se uniría a los acuerdos a su debido tiempo.
A pesar de las preocupaciones en sectores de su Gobierno sobre los antiguos vínculos de los líderes de Siria con Al Qaeda, Trump dijo el martes durante un discurso en Riad que levantaría las sanciones a Siria en un importante cambio de política.
También dijo que Washington estaba explorando la normalización de las relaciones con el Gobierno de Siria a partir de su reunión con Sharaa.
IMPULSO A LOS NUEVOS DIRIGENTES SIRIOS
El levantamiento de las sanciones se produjo a pesar de las profundas sospechas israelíes sobre el Gobierno de Sharaa, preocupaciones inicialmente compartidas por algunos dirigentes estadounidenses. Altos cargos israelíes han seguido describiendo a Sharaa como un yihadista, aunque rompió lazos con Al Qaeda en 2016. La oficina del primer ministro israelí no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.
La decisión es un gran impulso para Sharaa, que ha estado luchando para poner al país bajo el control del Gobierno de Damasco después de derrocar al expresidente Bashar al-Asad en diciembre.
La eliminación de las sanciones estadounidenses que aislaban a Siria del sistema financiero mundial despejará el camino para una mayor participación de las organizaciones humanitarias que trabajan en Siria, facilitando la inversión extranjera y el comercio a medida que se reconstruye el país.
Israel, aliado de Estados Unidos, se ha opuesto al alivio de las sanciones a Siria y ha intensificado sus operaciones militares desde el derrocamiento de Asad, afirmando que no tolerará una presencia islamista en el sur de Siria.
Israel se ha apoderado de terreno en el suroeste del país, ha advertido al Gobierno sirio de que no despliegue fuerzas allí y ha volado gran parte del armamento y equipamiento pesado del ejército sirio en los días posteriores a la caída de Asad.
Los desafíos a los que se enfrenta el nuevo Gobierno sirio también quedaron al descubierto en marzo, cuando los leales a Asad atacaron a las fuerzas gubernamentales, lo que provocó ataques de venganza en los que pistoleros islamistas mataron a cientos de civiles de la minoría alauita, lo que provocó una fuerte condena de Estados Unidos.
Sharaa fue durante años el líder del ala oficial de Al Qaeda en el conflicto sirio. Se unió al grupo por primera vez en Irak, donde pasó cinco años en una prisión estadounidense. Estados Unidos retiró en diciembre una recompensa de 10 millones de dólares por la cabeza de Sharaa.
El ministro de Exteriores sirio dijo en un comunicado el miércoles que la reunión entre Trump y Sharaa incluyó discusiones sobre la lucha contra el terrorismo y la cooperación para eliminar la influencia de actores no estatales y grupos armados que amenazan la estabilidad siria, incluido Estado Islámico.
A esta reunión le seguirá otra entre el ministro de Exteriores sirio y su homólogo estadounidense, Marco Rubio.
ACUERDOS COMERCIALES
La primera jornada de Trump de un periplo de cuatro días por la región del golfo Pérsico estuvo marcada por lujosas ceremonias y acuerdos comerciales, incluido un compromiso de Arabia Saudí de invertir 600.000 millones de dólares en Estados Unidos y 142.000 millones de dólares en ventas de armas estadounidenses al reino.
Más tarde, el miércoles, Trump volará a Doha, la capital qatarí, donde participará en una visita de Estado con el emir qatarí, el jeque Tamim bin Hamad al-Zani y otros altos cargos. Se espera que Qatar, un aliado clave de Estados Unidos, anuncie cientos de miles de millones de dólares en inversiones en Estados Unidos.
La visita de Trump a Doha se produciría después de que la Casa Blanca anunciara esta semana que planea aceptar como regalo de los qataríes un avión Boeing 747-8, que sería equipado para servir como Air Force One.
El lujoso avión, que sería uno de los regalos más valiosos jamás recibidos por el Gobierno estadounidense, se donaría finalmente a la biblioteca presidencial de Trump. Ha desatado la indignación de los demócratas y preocupaciones de seguridad bipartidistas. Algunos dirigentes han dicho que podría crear una percepción de corrupción, incluso en ausencia de un “quid pro quo”.
Aunque los detalles precisos de las inversiones que Qatar tiene previsto anunciar el miércoles no estaban claros, se esperaba que Qatar Airways anunciara un acuerdo para comprar unos 100 aviones de fuselaje ancho a Boeing, según una fuente cercana al asunto.
Tras su visita a Qatar, Trump volará el jueves a Abu Dabi para reunirse con los dirigentes de Emiratos Árabes Unidos. Está previsto que regrese a Washington el viernes, pero ha dicho que podría volar a Turquía en su lugar para una posible reunión entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
(Información de Gram Slattery y Pesha Magid en Riad y Andrew Mills en Doha; redacción de Michael Georgy; edición de Sharon Singleton; edición en español de María Bayarri Cárdenas)