By Alexander Cornwell, Nidal al-Mughrabi
JERUSALÉN/EL CAIRO (Reuters) -El director de una fundación apoyada por Estados Unidos establecida para repartir ayuda en Gaza dimitió por sorpresa el domingo, un día antes de que el grupo fuera a comenzar sus operaciones y mientras un ataque israelí contra una escuela mataba a decenas de palestinos que se refugiaban en ella.
Jake Wood, director ejecutivo de la Fundación Humanitaria de Gaza durante los últimos dos meses, dijo que renunció a su cargo porque no la organización no podía adherirse “a los principios humanitarios de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia”.
Su salida pone de relieve la confusión en torno a la fundación, que ha sufrido el boicot de Naciones Unidas y de grupos de ayuda que la suministraban a Gaza antes de que Israel impusiera un bloqueo total en el enclave en marzo.
El grupo dice que el nuevo sistema socavará el principio de que la ayuda deba ser supervisada por una parte neutral. Israel, que ha impulsado un plan similar este año, dice que no se dedicará a distribuir la ayuda, pero que había respaldado el plan y que se encargará de su seguridad.
La semana pasada, bajo una presión internacional creciente, las autoridades israelíes permitieron que entrara un goteo de ayuda en el enclave palestino, pero los pocos cientos de camiones transportaban solo una pequeña parte de los alimentos que necesitan los dos millones de personas en riesgo de hambruna después de casi tres meses de bloqueo.
La Fundación Humanitaria de Gaza, que utilizaría contratistas privados incluidos en un amplio paraguas de seguridad israelí, dijo que empezaría a repartir la ayuda el lunes, con el objetivo de alcanzar a un millón de palestinos antes del fin de semana.
“Tenemos planeado un alcance rápido para llegar a toda la población en las próximas semanas”, dijo en un comunicado.
La fundación registrada en Suiza ha recibido duras críticas de Naciones Unidas, cuyos responsables han dicho que los planes de distribución de ayuda de la empresa privada eran insuficientes para abastecer a los más de dos millones de gazatíes.
La nueva operación se basará en cuatro centros de distribución principales en el sur de Gaza que estudiarán a las familias para detectar su vinculación a milicianos de Hamás con el uso potencial de tecnología de reconocimiento facial, según responsables de ayuda.
Sin embargo, aún no se han explicado muchos detalles del funcionamiento de la operación y no ha quedado claro si los grupos de ayuda que se han negado a cooperar con la fundación podrán seguir enviando camiones.
Hamás condenó el nuevo sistema y afirmado que “sustituirá el orden por el caos, impondrá una política de hambruna dirigida a los civiles palestinos y utilizará los alimentos como arma en tiempo de guerra”.
Israel afirma que el sistema pretende desvincular la ayuda de Hamás, a la que acusa de robar y utilizar los alimentos para imponer su control sobre la población, acusación que Hamás rechaza, que afirma proteger los convoyes de ayuda de las bandas de saqueadores armados.
CONTINUACIÓN DE LOS ATAQUES AÉREOS
Mientras se elabora el sistema de ayuda, Israel ha seguido llevando a cabo ataques en la densamente poblada Franja de Gaza y ha matado al menos a 45 personas el lunes, según autoridades sanitarias locales.
En la ciudad de Gaza, según médicos, murieron en un ataque aéreo 30 palestinos, entre ellos mujeres y niños desplazados por los 20 meses de guerra que buscaban refugio en una escuela de la ciudad. Imágenes con gran difusión en las redes sociales mostraban lo que parecían ser cuerpos gravemente quemados sacados de entre los escombros.
Alaa Kabej dijo que su sobrino de 8 años estaba entre los muertos en el ataque que acaeció mientras la gente dormía.
Farah Nussair dijo que la escuela albergaba a “civiles, niños, ancianos, mujeres y hombres, solo a los que estaban cansados y necesitaban comida y agua”. Y añadió: “Nuestros corazones han muerto”, y describió escenas de personas y miembros carbonizados.
“Huimos al sur; nos bombardearon en el sur. Volvimos al norte; nos bombardearon en el norte. Vinimos a las escuelas; (….) no hay seguridad ni protección, ni en las escuelas, ni en los hospitales, en ningún sitio”, dijo con un niño en el regazo.
Afirmó que se habían tomado numerosas medidas para mitigar el riesgo de causar daños a civiles.
El ejército no aportó pruebas de que la escuela estuviera siendo utilizada por milicianos. El lunes, el jefe del Estado Mayor, Eyal Zamir, dijo que Hamás había perdido muchos activos, entre ellos su infraestructura de mando y control.
Otro ataque contra una casa en Jabalia, junto a la ciudad de Gaza, causó la muerte de al menos otras 15 personas, según médicos, lo que eleva a 45 el número de víctimas mortales del lunes.
Israel intensificó las operaciones militares en el enclave a principios de mayo, afirmando que pretende eliminar las capacidades militares y de gobierno de Hamás y traer de vuelta a los rehenes restantes que fueron secuestrados en el ataque transfronterizo de Hamás en octubre de 2023.
La campaña, que según el primer ministro, Benjamín Netanyahu, terminará con el control total de Gaza por parte de Israel, ha reducido a la población a una zona cada vez más estrecha en las zonas costeras y alrededor de la ciudad meridional de Jan Yunis.
La campaña israelí, desencadenada después de que militantes islamistas dirigidos por Hamás asaltaran comunidades israelíes el 7 de octubre de 2023, matando a unas 1.200 personas, ha devastado Gaza y expulsado de sus hogares a casi todos sus residentes.
La ofensiva ha matado a más de 53.000 personas en Gaza, muchas de ellas civiles, según sus autoridades sanitarias.
(Información de Nidal Al Mughrabi; escrito por Yomna Ehab; edición de Tom Hogue, Lincoln Feast y Mark Heinrich; editado en español por Patrycja Dobrowolska y Jorge Ollero Castela)