Por Gabriel Stargardter y Elizabeth Pineau
PARÍS, 16 jul (Reuters) – El primer ministro francés, François Bayrou, quiere suprimir dos días festivos para sanear las finanzas del país. Se trata de una medida valiente, ya que el último dirigente francés que intentó algo similar se quedó pronto sin trabajo.
Bayrou, un viejo halcón de la deuda que lucha por su supervivencia política, hizo la propuesta el martes, cuando esbozó una serie de medidas de reducción del déficit por valor de 43.800 millones de euros (50.880 millones de dólares) para el próximo año, con el objetivo de reducir la deuda de Francia.
“Toda la nación debe trabajar más: para producir, para aumentar la actividad nacional general a lo largo del año y para mejorar la situación de Francia”, dijo Bayrou. “Por eso propongo la supresión de dos días festivos”.
Su idea no carece de precedentes.
En 2003, pocos meses después de una ola de calor que causó casi 15.000 muertes, el entonces primer ministro Jean-Pierre Raffarin anunció un plan para suprimir la fiesta del lunes de Pentecostés y sustituirla por una “jornada de solidaridad”. Como deber cívico para financiar la ayuda a los ancianos, afectados de forma desproporcionada por la canícula, los asalariados trabajarían gratis y los empresarios también contribuirían.
La medida, puesta en marcha en 2005, fue un desastre. Algunas oficinas y escuelas cerraron, pero otras permanecieron abiertas. Algunos trabajadores cobraron, otros no. No tardaron en producirse huelgas y protestas.
Dos semanas después, al día siguiente de que los votantes rechazaran un referéndum sobre la Constitución de la Unión Europea, Raffarin dimitió.
Bayrou, que ha sobrevivido a ocho intentos de destitución desde que asumió el cargo en diciembre, se enfrentará con toda seguridad a más mociones de censura dentro de unos meses, cuando las negociaciones presupuestarias cobren impulso. Su destino está ahora en manos del ultraderechista Reagrupamiento Nacional (RN), el mayor partido parlamentario, que puede derrocarle si sus legisladores se alían con la izquierda.
“Si François Bayrou no cambia sus planes, votaremos una moción de censura en su contra”, dijo el martes la jefa de RN, Marine Le Pen, uniéndose a los jefes de los partidos de izquierda, que también señalaron su voluntad de destituirle.
Jean-Daniel Levy, de la encuestadora Harris Interactive, dijo a Reuters que, aunque la mayoría apoya los esfuerzos de Bayrou para reducir el déficit, el 70% de los encuestados rechaza la supresión de dos festivos y el 61% está en contra de la congelación del gasto social propuesta por Bayrou.
“Creo que todo el mundo está de acuerdo en que hay que hacer un esfuerzo, pero hay esfuerzos y esfuerzos”, dijo Jean Claude Vie, de 85 años, mientras paseaba por una calle de París. “¿Está haciendo algún esfuerzo él mismo?”, se preguntó sobre Bayrou, afirmando que a sus 74 años “más le valdría jubilarse que aferrarse a un puesto que podría ser para alguien más joven”.
Jordan Bardella, joven protegido de Le Pen y posible candidato de RN en las presidenciales de 2027, se centró en la propuesta de Bayrou de suprimir las vacaciones, calificándola de “ataque directo a nuestra historia, a nuestras raíces y a la Francia de los trabajadores”.
Los líderes de la izquierda se mostraron igualmente contrariados. Sophie Binet, dirigente del sindicato CGT, criticó el proyecto de suprimir la fiesta del 8 de mayo, que conmemora el final de la Segunda Guerra Mundial, cuestionando la supresión de un día que celebra “la victoria sobre el nazismo, justo cuando la extrema derecha se encuentra a las puertas del poder”.
(Reporte adicional de Noemie Olive y Leigh Thomas; editado en español por Carlos Serrano)