Por Nancy Lapid
6 ago (Reuters) – Investigadores de la Universidad de Edimburgo declararon el miércoles que descubrieron diferencias en el ADN de las personas con síndrome de fatiga crónica que deberían ayudar a disipar la idea de que esta enfermedad debilitante es psicológica o se debe a la pereza.
En su estudio hallaron ocho áreas de código genético que son diferentes en las personas con encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica (EM/SFC) que en los voluntarios sanos.
Este hallazgo constituye “la primera prueba sólida de que los genes contribuyen a la probabilidad de que una persona desarrolle la enfermedad”, afirman los investigadores en un comunicado.
Las principales características de esta enfermedad son el empeoramiento de la fatiga, el dolor y la niebla cerebral incluso después de una actividad física o mental menor.
Se sabe muy poco sobre las causas del ME/CFS y no existen pruebas diagnósticas ni cura. Según los investigadores, se cree que esta enfermedad afecta a unos 67 millones de personas en todo el mundo.
El estudio DecodeME analizó muestras de ADN de 15.579 personas que declararon padecer fatiga crónica en un cuestionario y de 259.909 personas que no la padecían, todas ellas de ascendencia europea.
Las variantes genéticas más frecuentes en las personas que declaraban padecer ME/SFC estaban relacionadas con los sistemas inmunitario y nervioso, según un informe del estudio que aún no ha sido revisado por pares.
Según los investigadores, al menos dos de las regiones genéticas están relacionadas con la respuesta del organismo a las infecciones, lo que concuerda con los informes según los cuales los síntomas suelen aparecer tras una enfermedad infecciosa.
Otra región genética ya se había identificado en personas con dolor crónico, otro síntoma frecuente de la enfermedad.
El investigador Andy Devereux-Cooke afirmó en un comunicado que los hallazgos “concuerdan con décadas de experiencias de pacientes” y añadió que “deberían cambiar las reglas del juego en el campo de la investigación de la EM/SFC”.
“Estos resultados no significan que se vaya a desarrollar inmediatamente una prueba o una cura, pero permitirán comprender mejor la enfermedad”, añadió.
Los científicos que no participaron en el estudio señalaron que el hecho de utilizar voluntarios que declaraban padecer síndrome de fatiga crónica en lugar de restringir la participación a quienes tenían un diagnóstico de un profesional médico debilitaba en cierta medida sus conclusiones. Pidieron que se realizaran estudios más amplios para replicar los resultados.
(Reportaje de Nancy Lapid; Editado en español por Juana Casas)