Por Ramadan Abed y Nidal al-Mughrabi
GAZA/EL CAIRO, 6 ago (Reuters) -Debilitados por el hambre, muchos gazatíes recorren cada día un paisaje en ruinas para transportar toda el agua que necesitan para beber y lavarse, una difícil carga que sigue estando muy por debajo de los niveles necesarios para mantener a la gente sana.
Aunque la atención mundial se ha centrado en la hambruna en Gaza, donde tras 22 meses de una devastadora campaña militar israelí un observatorio mundial del hambre afirma que se está produciendo una situación de hambruna, la crisis del agua es igual de grave según los grupos de ayuda.
Aunque parte del agua procede de pequeñas unidades de desalinización gestionadas por organismos de ayuda, la mayor parte se extrae de pozos de un acuífero salobre que se ha contaminado aún más por las aguas residuales y los productos químicos que se filtran entre los escombros, propagando la diarrea y la hepatitis.
Las tuberías israelíes que antes suministraban a Gaza gran parte del agua potable están ahora secas. Israel interrumpió el suministro de agua y electricidad a Gaza al principio de la guerra. Aunque reanudó parte del abastecimiento más tarde, las tuberías estaban dañadas y los responsables del agua de Gaza afirman que no ha entrado ninguna recientemente.
COGAT, la agencia militar israelí responsable de coordinar la ayuda en los territorios palestinos ocupados por Israel, afirma que opera dos tuberías de agua en la Franja de Gaza que proporcionan millones de litros de agua al día.
Los responsables palestinos del agua afirman que últimamente no funcionan.
La mayor parte de las infraestructuras de agua y saneamiento han quedado destruidas y las bombas del acuífero dependen a menudo de la electricidad de pequeños generadores, para los que rara vez se dispone de combustible.
COGAT afirmó que el ejército israelí ha permitido la coordinación con las organizaciones de ayuda para traer equipos para mantener la infraestructura del agua durante todo el conflicto.
Moaz Mukhaimar, de 23 años y estudiante universitario antes de la guerra, dijo que tiene que caminar alrededor de un kilómetro y hacer cola durante dos horas, para buscar agua. A menudo va tres veces al día, arrastrándola a la tienda familiar por un terreno lleno de baches en un pequeño carro de mano de metal.
“¿Cuánto tiempo vamos a tener que estar así?”, pregunta mientras arrastra dos bidones grandes de agua muy salobre para limpiar y otros dos pequeños de agua más limpia para beber.
Su madre, Umm Moaz, de 53 años, dijo que el agua que recoge es necesaria para la familia extensa de 20 personas que viven en su pequeño grupo de tiendas de campaña en Deir al-Balah, en el centro de la Franja de Gaza.
“Los niños van y vienen y hace calor. No paran de querer beber. Quién sabe si mañana podremos volver a llenar el depósito”, explica.
La lucha por el agua se repite en todo el diminuto y abarrotado territorio, donde casi todo el mundo vive en refugios provisionales o tiendas de campaña sin alcantarillado ni instalaciones higiénicas y sin agua suficiente para beber, cocinar y lavarse, a medida que se propagan las enfermedades.
Según Naciones Unidas, el nivel mínimo de emergencia de consumo de agua por persona es de 15 litros al día para beber, cocinar, limpiar y lavarse. El consumo medio diario en Israel es de unos 247 litros al día, según el grupo israelí de derechos humanos B’Tselem.
Bushra Khalidi, responsable de política humanitaria de la agencia de ayuda Oxfam en los territorios palestinos ocupados por Israel, dijo que el consumo medio en Gaza es actualmente de tres a cinco litros al día.
Oxfam informó la semana pasada que las enfermedades prevenibles y tratables transmitidas por el agua estaban “arrasando Gaza”, con un aumento de casi el 150% en los últimos tres meses.
Israel culpa a Hamás del sufrimiento en Gaza y afirma que proporciona ayuda adecuada a los 2,3 millones de habitantes del territorio.
COLAS PARA CONSEGUIR AGUA
“Sin duda, la escasez de agua está aumentando mucho cada día y la gente está básicamente racionando entre usar agua para beber o usar mucha para la higiene”, afirmó Danish Malik, responsable mundial de agua y saneamiento del Consejo Noruego para los Refugiados.
Para muchos habitantes de Gaza, el mero hecho de hacer cola para conseguir agua y transportarla supone ya varias horas al día, lo que a menudo implica forcejear con otros por un puesto en la cola. Los habitantes de Gaza afirman que a veces se producen enfrentamientos.
Recoger agua suele ser tarea de los niños mientras sus padres buscan comida u otras necesidades.
“Los niños han perdido su infancia y se han convertido en portadores de recipientes de plástico, corriendo detrás de los vehículos cisterna o adentrándose en zonas remotas para llenarlos para sus familias”, afirma Munther Salem, jefe de recursos hídricos de la Autoridad de Calidad del Agua y el Medio Ambiente de Gaza.
Ante la dificultad para conseguir agua, muchas personas que viven cerca de la playa se bañan en el mar.
Está prevista una nueva tubería de agua financiada por Emiratos Árabes Unidos para abastecer a 600.000 personas del sur de Gaza desde una planta desalinizadora de Egipto. Pero podría tardar varias semanas más en conectarse.
(Información de Ramadan Abed en Deir al-Balah en Gaza, Nidal al-Mughrabi en El Cairo y Olivia Le Poidevin en Ginebra; redacción de Angus McDowall; edición de Alexandra Hudson; editado en español por Irene Martínez)