Por Ryan Woo y Mei Mei Chu
PEKÍN, 3 sep (Reuters) – El presidente chino, Xi Jinping, advirtió el miércoles de que el mundo se enfrenta a la disyuntiva de elegir entre la paz o la guerra al celebrar el mayor desfile militar de la historia de su país, flanqueado por el ruso Vladimir Putin y el norcoreano Kim Jong-un.
El espectacular evento conmemorativo de los 80 años desde la derrota de Japón al final de la Segunda Guerra Mundial ha sido evitado en gran medida por los líderes occidentales, por la presencia de Putin y Kim, parias en Occidente debido a la guerra de Ucrania y las ambiciones nucleares de Kim, como invitados de honor.
Diseñado para exhibir el poderío militar y la influencia diplomática de China, también se produce en un momento en que los aranceles comerciales y la volátil política del presidente estadounidense Donald Trump tensan sus relaciones con aliados y rivales por igual.
“Hoy, la humanidad se enfrenta a la elección de paz o guerra, diálogo o confrontación, un mundo en el que todos salgan ganando o en el que unos ganen y otros pierdan”, dijo Xi ante una multitud de más de 50 000 espectadores en la plaza de Tiananmén, añadiendo que el pueblo chino “está firmemente en el lado correcto de la historia”.
A continuación, en una limusina descapotable, Xi inspeccionó las tropas y equipos militares de vanguardia, como misiles, tanques y drones.
Helicópteros con grandes pancartas y aviones de combate volaron en formación durante los 70 minutos que duró la exhibición, cargada de simbolismo y propaganda, que culminó con la suelta de 80 000 palomas de la paz y globos de colores.
Ataviado con un traje del estilo de los que llevaba el antiguo líder Mao Zedong, Xi saludó antes en la alfombra roja a más de 20 líderes, entre ellos el presidente indonesio Prabowo Subianto, que apareció por sorpresa a pesar de las protestas generalizadas en su país. Se pudo oír a la esposa de Xi, Peng Liyuan, decir en inglés “Encantada de conocerle” y “Bienvenidos a China” a varios de los invitados.
Sentado entre Putin y Kim, Xi entabló repetidas conversaciones con ambos líderes en la tribuna mientras desfilaban soldados y material armamentístico.
“Por favor, den mis más cálidos saludos a Vladimir Putin, y a Kim Jong-un, mientras conspiran contra los Estados Unidos de América”, dijo Trump en una publicación en Truth Social, al comenzar el evento. También destacó el papel de Estados Unidos en ayudar a China a liberarse de Japón.
Trump había dicho anteriormente a los periodistas que no veía el desfile como un desafío a Estados Unidos. El principal portavoz del Gobierno japonés declinó hacer comentarios sobre el desfile y añadió que las dos principales economías de Asia estaban construyendo “relaciones constructivas”.
VISIÓN DE UN NUEVO ORDEN MUNDIAL
Xi ha definido la Segunda Guerra Mundial como un importante punto de inflexión en el “gran rejuvenecimiento de la nación china”, en el que superó la humillación de la invasión japonesa para convertirse en una potencia económica y geopolítica.
Esta semana, Xi desveló su visión de un nuevo orden mundial en una cumbre de seguridad regional, haciendo un llamamiento a la unidad contra “el hegemonismo y la política de poder”, un ataque velado a su rival al otro lado del océano Pacífico.
“Xi confía en que las tornas han cambiado. Ahora es China la que vuelve a llevar las riendas”, dijo Wen-Ti Sung, miembro del Global China Hub del Atlantic Council, en Taiwán.
“Ha sido el unilateralismo de Trump y no la diplomacia del guerrero lobo de China cuando se habla de la principal fuente de incertidumbre en el sistema internacional”, añadió.
Más allá de la pompa, los analistas están pendientes de si Xi, Putin y Kim pueden dar señales de estrechar las relaciones en materia de defensa tras el pacto firmado por Rusia y Corea del Norte en junio de 2024, y una alianza similar entre Pekín y Pionyang, un resultado que puede alterar el cálculo militar en la región Asia-Pacífico.
Putin ya ha aprovechado la ocasión para sellar acuerdos energéticos más profundos con China, mientras que la reunión ha dado a Kim la oportunidad de obtener un apoyo implícito a sus prohibidas armas nucleares.
Kim, que debutaba en su primer gran evento multilateral, se convirtió en el primer norcoreano en asistir a un desfile militar chino en 66 años.
Viajó a Pekín con su hija Ju Ae, a quien los servicios de inteligencia surcoreanos consideran su más probable sucesora, aunque no se la vio junto a él en el desfile.
AVANCES IMPRESIONANTES
En los últimos dos años, más de una docena de generales, muchos de ellos anteriormente cercanos a Xi, han sido expulsados del Ejército Popular de Liberación en una amplia campaña contra la corrupción.
“El desfile permite a Xi centrar la atención del mundo en sus impresionantes avances en la modernización de su material militar, al tiempo que eclipsa los persistentes desafíos que afectan al Ejército Popular de Liberación, sobre todo las continuas depuraciones en las filas de sus oficiales de mayor rango”, dijo Jon Czin, analista de política exterior de la Brookings Institution, un laboratorio de ideas en Estados Unidos.
Según los analistas, el desfile no solo pretendía proyectar el poder de China hacia el exterior, sino también galvanizar el espíritu patriótico en el país.
En su discurso principal, Xi calificó de “imparable” el rejuvenecimiento de la nación china. Autoridades de todo el país han recibido el encargo de ver el desfile y escribir sus reflexiones, dijo uno de ellos a Reuters.
No se dejó nada al azar en este acontecimiento histórico.
En Pekín se cerraron las principales carreteras y escuelas para el desfile, culminación de semanas de minuciosos preparativos de seguridad y ensayos a medianoche.
Los Gobiernos locales de todo el país movilizaron a decenas de miles de voluntarios y miembros del Partido Comunista para vigilar cualquier indicio de posibles disturbios en torno al desfile, según estimaciones basadas en anuncios de reclutamiento en internet.
(Información adicionales de Xiaoyu Yin, Go Nakamura, Xihao Jiang, Alessandro Diviggiano, Maxim Shemetov, Shubing Wang, Tingshu Wang, Laurie Chen, Joe Cash, Xiuhao Chen, Tiffany Le, Lewis Jackson, Nicoco Chan, Florence Lo y Kevin Krolicki en Pekín; Liz Lee, Shi Bu, Qiaoyi Li en Shanghai; redacción de John Geddie; edición de Alex Richardson, Lincoln Feast y Michael Perry; edición en español de María Bayarri Cárdenas)