Por Nidal al-Mughrabi, Dawoud Abu Alkas y Ramadan Abed
21 ene (Reuters) – A pie o en calesas, muchos palestinos exhaustos por la guerra en Gaza empezaron a regresar a las ruinas de sus casas en el tercer día de alto el fuego entre Israel y Hamás, conmocionados por la destrucción total.
La tregua entró en vigor el domingo, tras 15 meses de conflicto, con la entrega de los tres primeros rehenes en poder de Hamás y la liberación de 90 palestinos de las cárceles israelíes.
Ahora la atención empieza a centrarse en la reconstrucción del enclave costero que el Ejército israelí ha arrasado en su campaña para eliminar a Hamás en represalia por el ataque del grupo militante contra Israel el 7 de octubre de 2023.
Algunos gazatíes ni siquiera reconocían dónde vivían y dieron la espalda a los barrios destrozados para volver a las tiendas de campaña donde se han refugiado durante los últimos meses. Otros empezaron a limpiar escombros para intentar volver a los restos de sus casas.
“Estamos limpiando la casa y retirando los escombros para poder volver a casa. Esas son las colchas, las almohadas, no quedó nada en la casa”, dijo la palestina Walaa El-Err, señalando sus pertenencias destruidas en su casa bombardeada en Nuseirat, un campo de refugiados de décadas de antigüedad en el centro de Gaza.
Dijo que la sensación de volver a su barrio era “indescriptible”. Comentó que había pasado la noche en vela el sábado esperando que la tregua entrara en vigor al día siguiente. Pero el optimismo en torno a las noticias de un alto el fuego se ha atenuado.
“Cuando entré en el campamento, se me soltaron las lágrimas, ya que nuestro campamento no era así, era el mejor. Cuando salimos de todas las torres, las casas seguían intactas, y ninguno de los vecinos había muerto”, se lamentó.
En la ciudad de Gaza, al norte, Abla, madre de tres hijos, esperó unas horas para asegurarse de que la tregua se mantenía el domingo antes de dirigirse a su casa en el suburbio de Tel Al-Hawa, devastado por los bombardeos y las ofensivas terrestres israelíes.
La escena era “horrorosa”, dijo, ya que el edificio de siete plantas había quedado completamente destruido, “destrozado como un trozo de galleta”.
“Oí que la zona había sido duramente golpeada y que la casa podría haber desaparecido, pero me asaltaron tanto la duda como la esperanza de que podría haberse salvado”, dijo a Reuters a través de una aplicación de chat.
“Lo que encontré no era sólo una casa, es la caja de los recuerdos, donde tuve a mis hijos, celebré sus fiestas de cumpleaños, les hice la comida y les enseñé sus primeras palabras y movimientos”, añadió.
Algunos levantaron tiendas de campaña junto a los escombros de sus casas, o se instalaron en viviendas destrozadas, preguntándose cuándo comenzaría la reconstrucción.
Una evaluación de daños de la ONU publicada este mes mostraba que limpiar los más de 50 millones de toneladas de escombros dejados tras el bombardeo israelí podría llevar 21 años y costar hasta 1.200 millones de dólares.
Para empeorar las cosas, se cree que algunos de los escombros están contaminados con asbesto, ya que se sabe que algunos de los devastados campos de refugiados de Gaza, convertidos en ciudades durante décadas, se construyeron con este material.
Las autoridades sanitarias de Gaza afirman que al menos 47.000 personas han muerto en el conflicto, y es probable que los escombros contengan los restos de miles más.
Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo afirma que el desarrollo de Gaza ha retrocedido siete décadas debido a la guerra de 15 meses.
EXCAVACIÓN EN BUSCA DE CADÁVERES
Los equipos de rescate palestinos continuaban la búsqueda de cadáveres de gazatíes enterrados bajo los escombros de sus casas y en los márgenes de las carreteras, localizando al menos 150 cuerpos desde que entró en vigor la tregua, según el servicio civil de emergencias de Gaza.
En las redes sociales se difundieron imágenes estremecedoras de cadáveres en descomposición. En el cementerio de Shejaia, arrasado por tanques y excavadoras israelíes en meses anteriores, varios hombres cavaron la tierra en busca de las tumbas de sus familiares.
“He estado buscando y buscando la tumba de mi padre, la de mi hermano y la de la esposa de mi hermano, y no las encuentro”, dijo Atef Jundiya, en el cementerio de la ciudad de Gaza.
“Es decir, el alto el fuego nos ha aliviado, pero al mismo tiempo, seguimos buscando a nuestros mártires y buscando nuestras tumbas y no podemos encontrarlos”, declaró Jundiya a Reuters.
El servicio civil de emergencias calcula que aún hay 10.000 cadáveres enterrados bajo los escombros, por lo que ha pedido maquinaria pesada y vehículos de movimiento de tierras para ayudar en el proceso de extracción, que las autoridades prevén que dure varios meses.
(Reporte de Dawoud Abu Alkas y Nidal al-Mughrabi en El Cairo; Escrito por Nidal al-Mughrabi; Editado en Español por Ricardo Figueroa)