Por Trevor Hunnicutt y Julia Symmes Cobb
WASHINGTON/BOGOTÁ, 31 ene (Reuters) – El enviado del presidente estadounidense, Donald Trump, Richard Grenell, dijo el viernes que regresaba a Estados Unidos con seis ciudadanos estadounidenses, un hecho sorprendente después de reunirse con el presidente venezolano, Nicolás Maduro, en Caracas.
Los funcionarios de la administración Trump habían dicho el viernes que uno de los principales objetivos de Grenell para la visita era asegurar la liberación de los estadounidenses detenidos en el país, en un momento en que Washington ha estado impulsando una campaña de deportación y antipandillas en Estados Unidos.
Grenell no identificó a los seis hombres, que aparecen junto a él en una foto dentro de un avión, y que el funcionario publicó en su cuenta de X, pero estaban vestidos con trajes de azul celeste utilizados por el sistema penitenciario venezolano.
“Estamos despegando y nos dirigimos a casa con estos 6 ciudadanos estadounidenses”, publicó Grenell en X. “Acaban de hablar con @realDonaldTrump y no podían dejar de agradecerle”.
Trump aplaudió la decisión en su propia publicación, diciendo que Grenell estaba trayendo “seis rehenes a casa desde Venezuela”.
No está claro exactamente cuántos estadounidenses están detenidos en Venezuela, pero funcionarios venezolanos han hablado públicamente sobre al menos nueve.
Los funcionarios de Maduro han acusado a la mayoría de ellos de terrorismo y dijeron que algunos eran “mercenarios” de alto nivel. El Gobierno venezolano acusa regularmente a miembros de la oposición y detenidos extranjeros de conspirar con Estados Unidos para cometer actos terroristas. Estados Unidos siempre ha negado cualquier complot.
“Los rehenes estadounidenses que están detenidos en Venezuela (…) deben ser liberados de inmediato”, dijo el viernes Mauricio Claver-Carone, enviado especial de Estados Unidos para América Latina, y agregó que la reunión Grenell-Maduro “no fue una negociación a cambio de nada”.
A fines de 2023, el Gobierno de Venezuela liberó a docenas de prisioneros, incluidos 10 estadounidenses, después de meses de negociaciones, mientras que Estados Unidos excarceló a un aliado cercano de Maduro.
Maduro y Grenell sostuvieron una conversación respetuosa en el palacio presidencial sobre migración, sanciones y estadounidenses detenidos en el país sudamericano, dijo el Gobierno venezolano en un comunicado más temprano el viernes.
Los dos países tienen una reciente historia de tensiones marcada por relaciones diplomáticas rotas y señalamientos de conspiraciones golpista.
Pero comparten intereses en varios asuntos bilaterales pendientes, incluida una licencia que permite a la petrolera estadounidense Chevron operar en Venezuela.
La reunión se desarrolló con “respeto mutuo” y se discutieron diversos asuntos de interés para ambos países, dijo el Gobierno venezolano en un comunicado, agregando que un tema de discusión fue el de ciudadanos estadounidenses “incursos en delitos en territorio nacional e integridad del sistema político venezolano” y que Grenell y Maduro acordaron que las relaciones necesitan dar un giro.
Más tarde, Maduro dijo que en la reunión “hay temas donde hemos llegado a unos primeros acuerdos”, aunque no dio detalles.
“Entre Estados Unidos y Venezuela tiene que haber paz (…)Presidente Donald Trump hemos dado un primer paso, ojalá se puede sostener, nosotros queremos sostenerlo”, agregó.
La visita de Grenell no significa que Estados Unidos reconozca a Maduro como el líder legítimo de Venezuela, dijo el viernes la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
Dijo que Grenell también estaba enfocado en asegurar que 400 miembros de la pandilla Tren de Aragua bajo custodia de Estados Unidos sean devueltos a Venezuela.
Un acuerdo sobre las deportaciones del Tren de Aragua no es “negociable”, dijo Claver-Carone.
El fiscal general venezolano, Tarek Saab, dijo la semana pasada que la banda había sido desmantelada en Venezuela en 2023, pero que estaba dispuesto a reiniciar la cooperación legal con Estados Unidos para extraditar a los pandilleros.
SANCIONES, ELECCIONES Y MIGRANTES
El Gobierno del expresidente estadounidense Joe Biden restableció algunas sanciones petroleras después de que dijo que Maduro no cumplió sus promesas de una elección presidencial libre. Luego Biden aumentó las recompensas por la captura o condena de líderes, incluido Maduro, lo que dejó a Trump con opciones limitadas para nuevas medidas.
La victoria otorgada a Maduro en la votación de julio de 2024 es cuestionada por la oposición, los observadores internacionales y numerosos países, incluido Estados Unidos.
El Gobierno de Maduro siempre ha rechazado las sanciones de Estados Unidos y otros, diciendo que son medidas ilegítimas que equivalen a una “guerra económica” diseñada para paralizar a Venezuela.
La petrolera Chevron está tratando de proteger la licencia especial de Estados Unidos que le permite operar en Venezuela, dijo el presidente ejecutivo del gigante petrolero, Mike Wirth, en declaraciones publicadas el viernes por el diario Financial Times.
Wirth agregó que la compañía se pondría en contacto con la Casa Blanca, después de que el secretario de Estado Marco Rubio dijera que la licencia debería reconsiderarse y Trump dijera que Estados Unidos probablemente dejaría de comprar petróleo de Venezuela.
Mientras tanto, Trump ha puesto en marcha una amplia ofensiva contra la inmigración, prometiendo deportaciones masivas.
Unos 600.000 venezolanos en Estados Unidos eran elegibles para las suspensiones de deportación otorgadas por la administración Biden, pero la secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, dijo esta semana que reduciría la duración de esas protecciones. Debe decidir antes del sábado si las termina.
(Reporte de Susan Heavey, Doina Chiacu en Washington en Washington y Julia Symmes Cobb en Bogotá. Edición en español de Natalia Ramos y Javier Leira)