Por Steve Holland, Matt Spetalnick, Jeff Mason y John Irish
5 feb (Reuters) – El plan del presidente Donald Trump para que Estados Unidos se haga cargo de Gaza, devastada por la guerra, y cree una “Riviera de Oriente Medio” tras reasentar a los palestinos en otros lugares ha revertido la política estadounidense sobre el conflicto palestino-israelí y desató críticas generalizadas.
La sorprendente medida de Trump, un expromotor inmobiliario neoyorquino, fue rápidamente condenada por las potencias internacionales, y Arabia Saudí, el peso pesado regional que Trump espera que establezca lazos con Israel, la rechazó de plano.
Turquía calificó la propuesta de “inaceptable” y Francia dijo que corría el riesgo de desestabilizar Oriente Próximo.
Rusia, China, Alemania, España, Irlanda y Reino Unido dijeron que seguían apoyando la solución de dos Estados que ha constituido la base de la política de Washington en la región durante décadas, que ha sostenido que Gaza formaría parte de un futuro Estado palestino que incluya la Cisjordania ocupada.
Trump, en su primer anuncio importante sobre política en Oriente Medio, dijo que imaginaba la construcción de un centro turístico donde las comunidades internacionales pudieran vivir en armonía después de que más de 15 meses de bombardeos israelíes devastaran el pequeño enclave costero y mataron a más de 47.000 personas, según cálculos palestinos.
El yerno y antiguo asesor de Trump, Jared Kushner, describió el año pasado Gaza como una “valiosa” propiedad frente al mar.
Al recibir al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en la Casa Blanca el martes, Trump dijo que apoyaría un esfuerzo para reasentar permanentemente a los palestinos de Gaza en lugares donde puedan vivir sin temor a la violencia, y que él y su equipo habían estado discutiendo esta posibilidad con Jordania, Egipto y otros países.
En una conferencia de prensa, Trump dijo que el rey Abdalá de Jordania y el presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi aceptarían la idea a pesar de sus rechazos, diciendo que “abrirán sus corazones y nos darán el tipo de tierra que necesitamos para hacer esto y que la gente pueda vivir en armonía y en paz”.
La despreocupada propuesta provocó una conmoción diplomática en Oriente Medio y en todo el mundo. China dijo que se oponía al traslado forzoso de palestinos.
“China siempre ha creído que el principio básico de la gobernanza tras el conflicto es que los palestinos gobiernen Palestina”, dijo Lin Jian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, quien añadió que Pekín respalda una solución de dos Estados en la región.
Algunas de las críticas más duras procedieron de Francia, que afirmó que el desplazamiento forzoso de los habitantes de Gaza supondría una grave violación del derecho internacional, un ataque a las legítimas aspiraciones de los palestinos y desestabilizaría la región.
Un responsable del grupo militante palestino Hamás, que gobernó la Franja de Gaza antes de combatir a Israel en una brutal guerra allí, dijo que la declaración de Trump sobre la toma del enclave era “ridícula y absurda”.
“Cualquier idea de este tipo es capaz de incendiar la región”, dijo Sami Abu Zuhri a Reuters, afirmando que Hamás sigue comprometida con el acuerdo de alto el fuego con Israel y con “garantizar el éxito de la negociación en la segunda fase”.
No está claro si Trump seguirá adelante con su controvertido plan o si simplemente está adoptando una postura extrema como estrategia de negociación. No dio detalles concretos en la rueda de prensa.
Trump pidió el reasentamiento permanente de más de dos millones de palestinos en países vecinos de Gaza, cuya reconstrucción, según la ONU, podría llevar hasta 21 años.
Una evaluación de daños de la ONU publicada en enero estimaba que quedan más de 50 millones de toneladas de escombros en Gaza.
(Reporte de Nidal Al-Mughrabi y Colleen Howe en Pekín. información adicional de Gleb Stolyarov y Mark Trevelyan; redacción de Michael Georgy; edición en español de Javier López de Lérida)