Una semana de temblores expone los peligros del auge de la construcción en Santorini

Por Lefteris Papadimas y Karolina Tagaris

SANTORINI, Grecia, 7 feb (Reuters) – Los cientos de pequeños sismos que han sacudido esta semana Santorini, una de las zonas más turísticas de Grecia, han reavivado la preocupación por la seguridad del auge de la construcción que lleva décadas produciéndose en los escarpados acantilados volcánicos de la isla, según los expertos.

No se han registrado daños graves, pero los científicos han advertido de que la actividad sísmica podría durar semanas y no han descartado la posibilidad de que se produzca un terremoto de mayor magnitud.

Eso preocupa a los expertos, algunos de los cuales llevan tiempo cuestionando la sostenibilidad de convertir la pequeña isla de pintorescos pueblos en uno de los destinos vacacionales más populares de Europa.

“Querían desarrollar la isla y no prestaron atención a las cuestiones medioambientales y de seguridad”, afirma Dimitris Papanikolaou, catedrático de Geología de la Universidad de Atenas y exdirector de la Organización de Planificación y Protección Antisísmica de Grecia.

En su opinión, el resultado es evidente: hoteles de lujo con piscinas y jacuzzis colgados de las laderas de Santorini, propensas a desprendimientos, donde el suelo volcánico es blando e inestable.

“No debería haberse construido nada en esta zona”, afirmó Papanikolaou. “Es una zona de peligro mientras dure la actividad sísmica”.

Los temblores llevaron al gobierno a declarar el estado de emergencia el jueves. Cerró escuelas y desplegó al Ejército. Mientras tanto, miles de personas partieron en aviones y transbordadores.

Las autoridades anunciaron alertas por desprendimientos en cinco zonas, incluido el puerto principal de Santorini, y acordonaron áreas a lo largo de la caldera, el borde de un antiguo volcán hundido cuyas laderas se sumergen en las cristalinas aguas del Egeo.

En los últimos años, el exceso de turismo ha suscitado preocupación por la escasez de agua y la masificación en toda Grecia. Pero Santorini es un ejemplo extremo. Millones de personas visitan cada año sus blancas calles empedradas y sus edificios con cúpulas azules.

Las catástrofes naturales no son nuevas en la isla, formada por una erupción volcánica en 1600 a.C. y que sufrió un devastador terremoto en 1956. En la década de 1980 se inició un auge de construcción moderna para atraer de nuevo a los turistas.

Incluso antes de los últimos temblores, los expertos pidieron estudios para evaluar si los edificios necesitaban refuerzos.

En 2021, un informe de la Sociedad Helénica de Medio Ambiente y Patrimonio Cultural encargado por las autoridades de la isla afirmaba que era urgente realizar un estudio de ingeniería del suelo para evaluar la seguridad de los edificios de la caldera.

Citando datos de la Cámara Técnica de Grecia, descubrió que muchos edificios carecían de permisos, casi una cuarta parte de los cuales eran negocios turísticos.

“Es crucial (…) comprobar inmediatamente las construcciones arbitrarias que se están llevando a cabo en la caldera”, decía el informe.

El Ministerio de Medio Ambiente paralizó la construcción en la caldera en noviembre durante un año y ha obligado a los propietarios a realizar evaluaciones de riesgo o se exponen a que se les retiren los permisos, declaró Dimitris Bakoyiannis, su Secretario General de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente Urbano.

El primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, instó a la calma cuando visitó la isla el viernes y defendió las normas de construcción en una entrevista con Reuters.

“Tenemos un código de construcción muy estricto que se aplica en todo el país, especialmente en las zonas más propensas a los terremotos”, dijo. “Por eso nos sentimos muy, muy seguros de que todo lo que se podía hacer, se ha hecho”.

Muchos residentes se han acostumbrado a los sismos a lo largo de los años, aunque la última semana haya sido extrema. Pero les preocupa la próxima temporada de vacaciones, que comienza en mayo.

Mathaios Kourgialis, propietario de un pequeño hotel en lo alto de la caldera, ha recibido varias cancelaciones esta semana. “Si seguimos otro par de meses con esta situación, se perderá la temporada”, afirmó.

(Reportaje de Lefteris Papadimas en Santorini y Karolina Tagaris en Atenas; edición de Edward McAllister y Angus MacSwan. Editado en español por Natalia Ramos)

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