Por Nicolás Misculin
BUENOS AIRES, 21 feb (Reuters) – El escándalo del “criptogate” ha comenzado a afectar la imagen pública del presidente Javier Milei, según los primeros sondeos, una situación que podría golpear sus aspiraciones de una victoria en las elecciones de medio término de octubre en Argentina.
El excéntrico mandatario de derecha radical, que llegó al Gobierno en diciembre de 2023 como un “outsider” de la política, pretende reforzar su poder en el Congreso para afianzar sus reformas ultraliberales, muchas de las cuales fueron hasta ahora rechazadas por la oposición de centroizquierda.
Si bien la estabilización de la economía argentina que logró Milei le ha ganado respaldo popular, el estallido del caso de la criptomoneda $LIBRA el viernes pasado ha comenzado a perjudicar su imagen y podría acabar por afectar la carrera del oficialista La Libertad Avanza hacia los comicios legislativos.
En un sondeo concluido el lunes, la consultora Trespuntozero mostró que el 53,1% de los argentinos no cree en los argumentos de Milei, quien enfrenta demandas judiciales en Argentina y Estados Unidos por estafa, entre otros cargos.
Si bien la evaluación del Gobierno apenas descendió de 49,3% a 48,4%, el 42% de los encuestados consideró que el caso -que mayormente ven como un hecho de corrupción- empeoró la imagen del mandatario.
“Hay algo que se quebró en términos de credibilidad y confiabilidad”, dijo a Reuters Shila Vilker, directora de Trespuntozero.
“El caso $LIBRA empezó a lastimar a su electorado, llegó para quedarse. Este es un año electoral, sucede en la antesala del año electoral y por supuesto es, yo te diría, la bala o el material que la oposición necesitaba”, añadió.
El escándalo comenzó cuando Milei publicó en las últimas horas del viernes un mensaje en sus redes sociales para promocionar una criptomoneda llamada $LIBRA, lo que disparó una amplia demanda hasta alcanzar casi 5 dólares para derrumbarse por debajo de 1 dólar en pocas horas.
“Si hay un estafado, es Milei”, dijo a Reuters una fuente del Gobierno cercana al presidente ultraliberal que prefirió no ser identificada.
La Libertad Avanza cuenta con escasos legisladores en la Cámara de Diputados y el Senado, razón por la que el Gobierno depende de acuerdos con aliados de centroderecha y parte de la oposición para avanzar en proyectos como la privatización de empresas estatales, reformas impositivas o el endeudamiento público.
Con un peronismo opositor sin liderazgos claros, el oficialismo parecía encaminarse a una victoria en las elecciones, en las que incluso un mal desempeño le permitirá sumar legisladores, ya que La Libertad Avanza renueva muy pocas bancas.
Pero el resultado dependerá ahora no solo de la estabilidad de la economía, sino también de la evolución del caso.
“Ya muchas personas no creen que Milei sea distinto, sino que Milei es parte de la ‘casta’ política”, dijo la docente Silvia Sarabia, de 54 años, en alusión al término despectivo que el presidente suele emplear para referirse a los políticos tradicionales.
Según una encuesta de Giacobbe & Asociados publicada esta semana, la imagen negativa de Milei creció del 36,2% al 46,6% tras difundirse el escándalo, aunque la positiva cayó apenas 0,5 puntos porcentuales a 49,6%.
“Lo ocurrido pone en seria tensión al presidente con el segmento de opinión que en general tiene opiniones oficialistas pero que no se considera como tal. Se trata de ciudadanos que tienen un vínculo lábil con el oficialismo y este tipo de cosas los alejan de la agenda del Gobierno”, explicó Marina Acosta, directora de Comunicación de la consultora Analogías.
CRECIMIENTO PARTIDARIO
En un intento por fortalecer un espacio pequeño y de reciente creación, el oficialismo ha buscado en las últimas semanas sumar adeptos entre el partido de centroderecha PRO, un aliado que gobernó el país de 2015 a 2019.
Legisladores y alcaldes de PRO, entre otros partidos, se sumaron de ese modo a La Libertad Avanza para afianzar un espacio que no necesite en el futuro alianzas para aplicar su proyecto neoliberal.
La hermana (y mano derecha) de Milei, Karina -también implicada en el “criptogate”-, salió a las calles de Buenos Aires junto a otros funcionarios del Gobierno para sumar adherentes a las filas del oficialismo.
“Hay gente que se siente cómoda trabajando con nosotros. El partido de derecha somos nosotros, y los que quieran (sumarse) son bienvenidos”, dijo la misma fuente del Gobierno.
Un sondeo de la consultora Analogías previo al “criptogate” señala que el 33,6% de los votantes se inclinaría por el oficialismo en las elecciones de octubre, mientras que un 31,1% lo haría por la centroizquierda peronista.
Si bien los partidos aún no han definido a sus candidatos para el Congreso, las distintas corrientes del peronismo pretenden presentarse unidas a los comicios para evitar una derrota en manos del oficialismo.
“No tenemos otra opción que ir unidos; si no, nos pasan por encima. Pero si La Libertad Avanza y el PRO van separados en provincia (de Buenos Aires) y en ciudad de Buenos Aires, tenemos chances de ganar”, afirmó una fuente del peronismo.
(Reporte de Nicolás Misculin, con reporte adicional de Miguel Lo Bianco. Editado por Lucila Sigal)