La caída de los bonos de EEUU hace saltar las alarmas en los mercados mundiales

Por Tom Westbrook, Rae Wee y Dhara Ranasinghe

SINGAPUR, 9 abr (Reuters) – Los bonos del Tesoro de Estados Unidos, el pilar del sistema financiero mundial, se vieron afectados por una nueva presión vendedora el miércoles, en una señal de que los inversores se estaban deshaciendo de sus activos más seguros a medida que la agitación desatada por los aranceles de Estados Unidos provoca ventas forzadas y una huida en busca de dinero en efectivo.

El rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años alcanzó su nivel más alto en siete semanas y el dólar, también un refugio tradicional, se debilitaba frente a otras divisas importantes en una prueba más de que la confianza en la mayor economía del mundo se ha visto sacudida.

Solo esta semana, el retorno de los bonos del Tesoro a 10 años ha subido 44 puntos básicos, a un 4,44%, debido a la caída de los precios. De mantenerse, se trataría de la mayor subida semanal desde 2001.

La caída del mercado del Tesoro, de unos 29 billones de dólares, ha elevado los costos de los préstamos en todo el mundo, aumentando la presión sobre los bancos centrales y los responsables políticos para que actúen con rapidez a fin de proteger las economías que se enfrentan a una fuerte desaceleración a medida que entran en vigor los aranceles estadounidenses más altos en más de 100 años.

Japón cooperará con el Grupo de los Siete (G7) y el Fondo Monetario Internacional para ayudar a estabilizar la caída de los mercados, dijo el principal diplomático del país en materia de divisas.

El rendimiento de la deuda pública japonesa a 30 años alcanzó máximos de 21 años y el de los bonos británicos a 30 años subió a su nivel más alto desde 1998. Por el contrario, los bonos alemanes a 10 años se mantenían estables.

Al inicio de la sesión neoyorquina, los bonos del Tesoro sucumbieron a una nueva presión vendedora, con la rentabilidad a 10 años subiendo unos 20 puntos básicos en el día.

“Hay una reducción técnica de las posiciones en el mercado de renta fija estadounidense, pero las preocupaciones subyacentes se mantienen y no estoy seguro de que la intervención de la Reserva Federal lo solucione”, dijo Frederik Ducrozet, responsable de análisis macroeconómico de Pictet Wealth Management.

Los bonos a largo plazo fueron objeto de intensas ventas por parte de los fondos especulativos, que habían tomado prestado para apostar por las diferencias, normalmente pequeñas, entre los precios al contado y los de los futuros.

El rendimiento de los bonos del Tesoro a 30 años subió 20 puntos básicos, a un 4,92%, con una alza de 53 puntos básicos en tres sesiones, la mayor para ese lapso desde 1982.

La venta de bonos a largo plazo ha hecho que la diferencia entre los retornos a dos y 10 años sea la mayor desde 2022.

“Si nos fijamos en lo que pasó con la curva anoche, fue bastante extremo para cualquier métrica, con la de 2 a 10 años subiendo 30 puntos básicos en unas pocas horas; Ciertamente nunca he visto eso”, dijo el gestor senior de carteras de renta fija de Candriam, Jamie Niven.

FRENAR LA CRISIS

El Banco Central de Japón, el Ministerio de Finanzas y el regulador bancario convocaron una reunión no programada para debatir las medidas, que frenaron algunas de las ventas extremas.

El aumento de los costos del endeudamiento público se filtra a los préstamos a empresas y a las hipotecas, lo que significa que lo que ocurre en los mercados de bonos puede causar daños económicos a empresas y hogares.

Según algunos analistas, es posible que la Reserva Federal tenga que recortar las tasas más de lo previsto u ofrecer una línea de crédito específica, similar a las medidas adoptadas durante la crisis COVID y la crisis financiera mundial.

“Esperaría tener alguna respuesta del banco central a corto plazo si los mercados siguen comportándose como lo han hecho en las últimas 12 a 24 horas”, dijo Mark Elworthy, jefe de negociación de renta fija, divisas y materias primas de Bank of America en Australia.

Otros han apuntado a posibles cambios en los flujos comerciales mundiales a largo plazo que ralenticen la compra extranjera de deuda estadounidense, o a que los tenedores extranjeros podrían volverse vendedores.

La escasa demanda en la subasta de 58.000 millones de dólares de bonos a tres años del Tesoro estadounidense alimentó las preocupaciones sobre el tibio interés en la venta de 39.000 millones de dólares en deuda a 10 años y la subasta de 22.000 millones de dólares de papeles a 30 años del jueves. Mientras, el costo de los seguros contra una cesación de pagos estadounidense ha subido.

“A los mercados les preocupa ahora que China y otros países puedan ‘deshacerse’ de los bonos del Tesoro estadounidense como medida de represalia”, dijo Grace Tam, asesora jefe de inversiones de BNP Paribas Wealth Management en Hong Kong.

SEÑALES DE ALARMA

Las señales de alarma han estado encendidas varios días, con un desplome de los diferenciales entre los rendimientos de los bonos del Tesoro y las tasas swap en el mercado interbancario por la venta de la deuda.

Los fondos de cobertura han sido los protagonistas, porque sus prestamistas ya no podían soportar grandes posiciones apostando por pequeñas diferencias entre los bonos del Tesoro al contado y los precios de los futuros, o swaps, a medida que los mercados empezaban a oscilar en función de las noticias sobre aranceles.

“Cuando el corredor principal empiece a apretar las tuercas en términos de pedir más márgenes o decir que no puedo prestarle más dinero, entonces esta gente, obviamente, tendrán que vender”, dijo Mukesh Dave, director de inversiones de Aravali Asset Management, un fondo de arbitraje global con sede en Singapur.

Mientras los fondos de coberturas se deshacían de los bonos del Tesoro esta semana, los rendimientos se han disparado y desincronizado con los swaps. En el plazo de 10 años, la diferencia llegó a 64 puntos básicos, la mayor registrada hasta ahora.

“Por supuesto, se está deshaciendo las operaciones básicas con los bonos”, dijo George Saravelos, de Deutsche Bank, en una nota. “Pero también hay algo más grande en juego: el objetivo político de reducir los desequilibrios comerciales bilaterales equivale funcionalmente a reducir también la demanda de activos estadounidenses”.

(Reporte de Tom Westbrook, Rae Wee y Ankur Banerjee en Singapur; contribución de Tomo Uetake y Junko Fujita en Tokio, Scott Murdoch en Sydney, Dhara Ranasinghe y Alun John en Londres; edición en español de Javier López de Lérida)

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