Por Lucila Sigal
BUENOS AIRES, 21 abr (Reuters) – Los argentinos esperaron largamente que el papa Francisco visitara la tierra natal que dejó en 2013 para convertirse en el líder de la Iglesia Católica. Con su muerte el lunes a los 88 años tras una larga enfermedad, esas esperanzas quedaron truncas.
El Vaticano, en un video, anunció que el papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, quien sacudió la Iglesia Católica, había muerto después de luchar contra una grave neumonía bilateral que lo tuvo hospitalizado durante semanas.
Francisco realizó más de 45 viajes internacionales durante su pontificado, incluyendo el primero de cualquier papa a Irak, Emiratos Árabes Unidos, Myanmar, Macedonia del Norte, Bahréin y Mongolia.
Pero el exarzobispo de Buenos Aires nunca regresó a Argentina, donde dividió opiniones pero se ganó el apodo de “papa villero” por su dedicación a los pobres y por pasar tiempo en barrios carenciados de la capital, conocidos como “villas”.
Personas cercanas al pontífice coincidieron en un diálogo con Reuters en que Francisco siempre fue consciente de que su figura podía ser explotada políticamente y alimentar las profundas divisiones en el país, en lugar de ayudar a la unión de los argentinos.
“Para la Argentina es otra de las grandes oportunidades desperdiciadas, porque no supo hacer un buen uso de alguien que no perdió nunca su ser argentino”, dijo Guillermo Marcó, exportavoz durante nueve años del entonces cardenal Jorge Bergoglio, con quien mantenía una estrecha relación.
“Francisco habla como argentino, escribe como argentino, sigue hablando con modismos argentinos”, agregó.
Muchos en Argentina se ilusionaron con una visita al país poco después de asumir el cargo, cuando fue a Brasil, uno de los tantos viajes internacionales que hizo durante su pontificado, en medio de la euforia por su designación. También el año pasado se especuló con un posible viaje al país, pero tampoco sucedió.
“La biblioteca está dividida. Hay quienes dicen que igual tendría que haber venido porque hubiese ayudado a cerrar un poco la grieta (política) y quienes, entre los cuales me ubico yo, consideramos que tenía que bajar un poquito el nivel de la pelea”, dijo Sergio Rubin, periodista y autor junto a su colega italiana Francesca Ambrogetti de la biografía “El jesuita”, la primera publicada antes de su sorpresiva elección.
Durante su pontificado, el primero de un latinoamericano, han pasado gobiernos de todos los colores políticos en Argentina: de centroderecha, de la centroizquierda peronista y la actual gestión de derecha radical de Javier Milei, quien en campaña lo llamó “el representante del maligno en la Tierra”, aunque más tarde le pidió disculpas y se reunió con él.
“Con profundo dolor me entero esta triste mañana que el papa Francisco, Jorge Bergoglio, falleció hoy y se encuentra descansando en paz. A pesar de diferencias que hoy resultan menores, haber podido conocerlo en su bondad y sabiduría fue un verdadero honor para mí”, dijo Milei el lunes en un mensaje en la red social X junto a una foto del papa sonriente con la bandera argentina.
Muchos en Argentina le atribuyeron al papa ser peronista, el partido político creado por Juan Domingo Perón en la década de 1940 basado en valores de justicia social, pero otros consideran que los peronistas -actualmente en la oposición- simplemente utilizaron políticamente su figura.
“Nunca en la vida le escuché decir, con todas las conversaciones que he tenido, que él se haya definido como peronista”, dijo Marcó. “Él decía, ‘mirá, lo partidario parte, yo no tengo que ponerme del lado de un partido. Entonces yo voy a hablar con todo el que venga a hablar'”, agregó.
PESAR ENTRE LOS FIELES
Para Rogelio Pfirter, exembajador en el Vaticano de 2016 a 2019 y alumno de Bergoglio cuando enseñaba en un colegio jesuita de la provincia de Santa Fe, la vocación de Francisco de llegar del centro a la periferia lo llevó a priorizar otros temas.
“No tengo dudas de que todo lo argentino y la patria misma es algo que tiene un lugar privilegiado dentro de su cabeza y de su corazón”, dijo a Reuters y agregó que uno de sus mayores legados ha sido “hacer un papado para todos”, lo que ha tenido algunos costos, como no visitar su país.
“Desde el ángulo del papa, probablemente ha sido mucho más importante viajar al Pacífico, viajar al África, viajar a algunos países de América Latina que visitar regiones donde la Iglesia tiene ya una posición consolidada”, expresó.
Más allá de las conjeturas sobre las razones de su ausencia, muchos fieles hubieran querido recibir al papa argentino en su tierra y lo recuerdan como Bergoglio, el hijo de inmigrantes italianos nacido en 1936 que vivía modestamente cuando era arzobispo de Buenos Aires, un estilo de vida que trasladó al Vaticano.
“Que el papa no haya venido hasta ahora me duele, un poco me duele, pero pienso que tendrá sus pensamientos o sus opiniones”, dijo Claudia Nudel en una misa reciente en Buenos Aires para rezar por su recuperación.
“A mí me hubiese gustado que viniera, pero creo que lo más importante es lo que él pueda hacer por el mundo”, agregó Silvia Leda, de 70 años.
Rubin, quien junto a Ambrogetti persiguieron durante seis años a Bergoglio para que accediera a ser entrevistado para la biografía y luego publicaron un segundo libro para los 10 años de pontificado, destacó su “humanidad” y dijo que será difícil que se vuelva atrás con muchas reformas que ha hecho Francisco.
“El hecho de que él no haya venido a la Argentina es una carencia”, dijo Rubin. “Pero también creo que cuando él ya no esté más en este mundo, la sociedad va a empezar a tomar conciencia, ver un poco las cosas más desapasionadamente en términos políticos y se lo va a valorar mucho”, concluyó.
(Reporte de Lucila Sigal. Reporte adicional de Horacio Soria y Miguel Lo Bianco. Editado por Nicolás Misculin y Adam Jourdan)