EXCLUSIVA-Cómo eluden los compradores de minerales críticos de EEUU la prohibición china de exportar

PEKÍN, 9 jul (Reuters) – Cantidades inusualmente grandes de antimonio —un metal utilizado en baterías, chips y retardantes de llama— han entrado en Estados Unidos desde Tailandia y México desde que China prohibió los envíos a EEUU el año pasado, según los registros de aduanas y transporte, que muestran que al menos una empresa de propiedad china está implicada en el comercio.

China domina el suministro de antimonio, así como de galio y germanio, utilizados en telecomunicaciones, semiconductores y tecnología militar. Pekín prohibió las exportaciones de estos minerales a Estados Unidos el 3 de diciembre, tras las medidas enérgicas de Washington contra el sector chino de los chips.

El consiguiente cambio en los flujos comerciales subraya la pugna por los minerales esenciales y la lucha de China por hacer cumplir sus restricciones en su pugna con Estados Unidos por la supremacía económica, militar y tecnológica.

En concreto, los datos comerciales ilustran un desvío de los envíos estadounidenses a través de terceros países, un problema que las autoridades chinas han reconocido.

Tres expertos de la industria corroboraron esa evaluación, incluidos dos ejecutivos de dos empresas estadounidenses que dijeron a Reuters que habían obtenido minerales restringidos de China en los últimos meses.

Estados Unidos importó 3.834 toneladas métricas de óxidos de antimonio de Tailandia y México entre diciembre y abril, según datos de la aduana estadounidense. Esa cifra es superior a la de casi los tres años anteriores juntos.

Tailandia y México, mientras tanto, se dispararon a los tres principales mercados de exportación de antimonio chino este año, según datos de las aduanas chinas hasta mayo. Ninguno de los dos estuvo entre los 10 primeros en 2023, el último año completo antes de que Pekín restringiera las exportaciones.

Según la consultora RFC Ambrian, Tailandia y México cuentan cada uno con una única fundición de antimonio y la de este último país no se reabrió hasta abril. Ninguno de los dos países extrae cantidades significativas del metal.

Las importaciones estadounidenses de antimonio, galio y germanio este año van camino de igualar o superar los niveles anteriores a la prohibición, aunque a precios más altos.

Ram Ben Tzion, cofundador y máximo ejecutivo de la plataforma digital de verificación de envíos Publican, dijo que, aunque había pruebas claras de transbordo, los datos comerciales no permitían identificar a las empresas implicadas.

“Es un patrón que estamos viendo y ese patrón es consistente”, dijo a Reuters. Las empresas chinas, añadió, eran “supercreativas a la hora de eludir la normativa”.

El Ministerio de Comercio de China dijo en mayo que entidades extranjeras no especificadas habían “confabulado con infractores de la ley nacionales” para eludir sus restricciones a la exportación y que detener esa actividad era esencial para la seguridad nacional. No respondió a las preguntas de Reuters sobre el cambio en los flujos comerciales desde diciembre.

El Departamento de Comercio de Estados Unidos, el Ministerio de Comercio de Tailandia y el Ministerio de Economía de México tampoco respondieron a preguntas similares.

La legislación estadounidense no prohíbe a los compradores estadounidenses adquirir antimonio, galio o germanio de origen chino. Las empresas chinas pueden enviar estos minerales a países distintos de Estados Unidos si cuentan con una licencia.

Levi Parker, CEO y fundador de la empresa estadounidense Gallant Metals, explicó a Reuters cómo obtiene unos 200 kilos de galio al mes de China, sin identificar a las partes implicadas debido a las posibles repercusiones.

En primer lugar, los agentes de compra en China obtienen el material de los productores. A continuación, una compañía naviera envía los paquetes, reetiquetados como hierro, zinc o material de arte, a través de otro país asiático.

Las soluciones no son perfectas ni baratas, afirma Parker. Afirma que le gustaría importar 500 kilos con regularidad, pero que los grandes envíos corren el riesgo de ser objeto de escrutinio, y que las empresas chinas de logística son “muy cuidadosas” debido a los riesgos.

(Información de Alessandro Parodi en Gdansk, Polonia, Lewis Jackson en Pekín, Ashitha Shivaprasad y Sherin Elizabeth Varghese en Bengaluru; información adicional de Orathai Sriring en Bangkok y Pratima Desai en Londres; edición de David Crawshaw; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)

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